Opinión

Mujer y Estado; Sin un reconocimiento de la dignidad de las mujeres no parece posible hablar de una democracia plena.

En el gobierno del Alcalde Carlos Caicedo comenzó la institucionalidad de género como una instancia administrativa de participación y concertación con las organizaciones de mujeres e implementación de programas y proyectos en el Plan de Desarrollo que instalaban la equidad de género en la ciudad de Santa Marta, especialmente, aquellos dirigidos a la promoción social y la autonomía económica que conllevan a las mujeres a la superación de la pobreza.

Este avance se mantuvo durante el gobierno de Alcalde Rafael Martínez y continúa siendo resultado de la concertación con las organizaciones de género y otras instancias institucionales, entregando atribuciones y recursos humanos, logísticos y financieros para la aplicación de la Política Pública de Mujer y Equidad de Género: la primera de este tipo en toda la costa Caribe colombiana. Este vector de acción con seguridad se va a ampliar de forma positiva teniendo en cuenta que una mujer va a dirigir los destinos de la ciudadanía samaria, debido a que la fuerza política e ideológica que ha gobernado la ciudad durante los últimos ocho años, hoy mantiene la mayor intención de voto con la candidata Virna Johnson Salcedo. Lo que significa una continuidad en la política pública de mujer y un avance en los cambios que necesita la ciudad de Santa Marta.

Elegir a una mujer como Alcaldesa de la ciudad de Santa Marta no solo solidifica la institucionalidad de género, sino que a su vez, constituye la base de difusión de nuevas instancias tanto formales como informales y redes operacionales tanto al interior del gobierno como a nivel comunitario, lo cual permitirá asignar un liderazgo con y para la participación de la mujer dentro de la sociedad, así mismo, la creación de instancias deliberativas y decisorias que generen la resolución de algunos de los problemas de las mujeres, entre estos, la disminución de la pobreza, el cerramiento de brechas de desigualdad y la abolición de la violencia y la discriminación de género.

La institucionalidad del género en concertación con las organizaciones de mujeres ha conllevado a la democratización de la ciudad de Santa Marta y la defensa de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; así como el derecho a la igualdad pero también a la diferencia. En su dimensión más política, las mujeres han abierto espacios importantes como la Mesa Diversa de Mujeres y la instalación de la equidad de género en espacios como el Concejo de la ciudad, afirmando de esta manera su autonomía y creando un liderazgo importante. Muchas de las lideresas formadas en las Escuelas de Liderazgo del gobierno distrital hoy participan del debate electoral como candidatas a ediles y concejales, transitando del anonimato al ejercicio pleno de sus derechos políticos.

Los anteriores logros son solo el inicio de la generación de mecanismos de poder al interior de la sociedad, sin embargo, la institucionalidad de género debe legitimarse en el poder ejecutivo por una mujer como Virna Johnson, para que de esta manera se puedan implementar de manera definitiva políticas y planes de acción en favor de la equidad de género, abordar los problemas que las mujeres han instalado en la agenda pública local y la visibilización del aporte de la mujer en la economía, la política, la familia y la cultura. Sin un reconocimiento de la dignidad de las mujeres no parece posible hablar de una democracia plena.

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