Opinión

¡LA POLÍTICA DEL PRESIDENTE!

Por: Eder Banner Ojeda Carranza.

La mal llamada seguridad democrática del presidente de Colombia Iván Duque Márquez, hijo putativo del ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, es una política de seguridad disfrazada que busca generar guerra entre los colombianos, puesto que al gobierno le conviene seguir con una política de miedo y de terror.

Prueba de ello, son los asesinatos de los líderes sociales, los falsos positivos ocurridos en el gobierno de Álvaro Uribe y las infiltraciones por parte de los órganos de inteligencia a los funcionarios, periodistas y ciudadanos que los critican; se repite en la historia reciente de Colombia.

Los asesinatos a ex miembros de las Fuerza Armadas Revolucionarias de Colombia FARC-EP, al igual que la ola de muertes de los líderes sociales en nuestro país desde que el Presidente Duque asumió el poder son muestra de ello.

En Colombia se repite la historia de las ultimas 5 décadas, donde los grupos alzados en armas se desmovilizaron y después fueron acribillados por la fuerza pública en conjunto con la derecha y organismos del estado. Los acuerdos de paz firmados en el pasado a si lo ratifican, muestra de ello significo el exterminio de la Unión Patriótica, grupo político formado después del acuerdo de paz con el gobierno de Belisario Betancur, el M-19, el Quntin Lame y otros grupos que una vez firmaron la paz, para participar en la política del país, los aniquilaron.

Hoy en Colombia, los líderes sociales son una amenaza, para quienes ostentan el poder en los territorios, puesto que el acuerdo de paz, firmado entre el gobierno Santos y las FARC-EP, les da herramientas participativas en los procesos democráticas, la lucha por el poder político y el poder económico continua en Colombia, las clases sociales es una realidad, como argumentaba Marx, una muestra de ello es que los líderes de los sectores alternativos que hoy tienen opciones de llegar al poder político en las elecciones territoriales del 27 de octubre de este año, son amenazados o aniquilados jurídicamente para sacarlos del camino y no lograr que lleguen a cambiar los territorios.

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