Opinión

Un perdedor sin control

La decencia no se compra con toda la plata del mundo, sino que se adquiere con la educación en las etapas de la vida.

Hay un refrán muy conocido que dice: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Y eso fue lo que acabó de suceder con la conducta de un personaje reconocido en la ciudad, que en los últimos 12 años había venido gobernando tras bambalinas, así fuera en cuerpos ajenos.

Se trata de un personaje que por haber reunido mucha plata, cree haber podido comprarse la etiqueta de la decencia, como si se tratase de una camisa, un pantalón o un par de zapatos nuevos.

Con lo de anoche se le salió lo guache, al igual que a otros que se habían vestido con ese traje de la decencia que no se adquiere con toda la plata del mundo sino con la educación.

He aquí un ejemplo real del mencionado refrán de “la mona aunque se vista de seda, mona se queda” o que lo guache al final aflora, tenga toda la plata del mundo.

Lo más desesperanzador era que el Magdalena había venido siendo gobernado tras bambalinas por este personaje que, por fortuna y una histórica decisión sin precedentes, dejará de hacerlo mientras un cambio nuevo y esperanzador, cuya semilla ya se sembró en Santa Marta, continúe germinando por la gracia de un pueblo que la seguirá regando como cualquier buen jardinero.

Conductas así son típicas de los malos perdedores, que dicen mucho de cómo fue una persona a lo largo de las etapas de su vida. Ya no solo el pueblo del Magdalena ha sido testigo de una posible tragedia anunciada, sino también el país entero. Por eso, desde esta tribuna periodística, pedimos no solo al Gobierno nacional sino también a las autoridades pertinentes que intervengan ante un eventual y posible hecho ineludible, mientras el personaje referenciado continúe sin control por ser mal perdedor.

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