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Los cambios nunca favorecen a los derrotados

Santa Marta y el Magdalena poseían ingresos autónomos con la lotería del Libertador, la Licorera, recaudos y tributos, Empomarta, Electromag, sin embargo, no se veían las inversiones en obras. Se hacía una cada 10 o 20 años. La solución de los gobernantes de antes fue acabar con algunas de ellas o dárselas a empresas privadas por tiempos larguísimos y por intereses personales.

Ahora que los nuevos gobernantes del Cambio o de Fuerza Ciudadana les regresaron a la ciudad algunas de esas empresas y le realizan constantes obras al mismo tiempo y en períodos muy cortos, los destetados, viudos de poder desalojados del mismo, en el desespero de volver a la dicha en la que vivieron toda la vida, buscan hacerlo con la única manera que les queda: Evitar que esos nuevos gobernantes sigan haciendo obras, pues entre más hagan, el pueblo más los aclama y votan por ellos.

A ellos les importa más su felicidad y bienestar que la del pueblo, al fin y al cabo, piensan que son los “únicos herederos”. No aceptan que el pueblo del Magdalena, y sobre todo de su capital Santa Marta, ya despertó o se dio cuenta que los verdaderos dueños del Distrito y el Departamento son ellos y no las familias ricas y tradicionales que los gobernaron por más de 200 años, dejándolas en el estado y postración en el cual aún siguen, a pesar de los nuevos vientos de cambios que empezaron a soplar recientemente, con la llegada de los gobernantes de Fuerza Ciudadana, el movimiento político con mas éxito en la historia política del Magdalena.

Aún hay tiempo para que los pocos samarios que todavía no se desprenden de los tentáculos de los de antes, lo hagan y se monten, no en el bus ni en el tren, sino en el boeing del movimiento político con más éxito en la historia política del Magdalena y dejen de ser obstinados con el progreso que por fin se respira por estos territorios que siempre fueron olvidados y nunca tuvieron dolientes ni siquiera por parte de sus antaños dirigentes, como ahora sí los tienen y defienden hasta en contra del poder de un gobierno dictatorial que es manejado por un anciano que espera sus últimos días de vida en una hacienda tan grande como el distrito de Santa Marta.

Samarios y magdalenenses renuentes al Cambio, no sean más pendejos, que a los de antes ya se les terminó sus cuartos de horas.

Álvaro Cotes Cordoba, Santa Marta, 27 de noviembre de 2021.

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