Magdalena

Guamal, un solo parque que no le han invertido un peso desde que lo hicieron

A Guamal llegamos como apaleados, debido a la trocha que tuvimos que recorrer, porque la vía asfaltada había sido tomada por los habitantes del barrio Villa Natalia de El Banco, en protesta por los malos olores de la planta de tratamiento de aguas residuales que todavía no terminan de construir.

Además de que la trocha resultó pantanosa, porque la noche anterior había llovido fuerte en la región, nos tocó varias veces bajarnos del vehículo por seguridad. Pero luego de pasar esa torturosa prueba, nos esperó el acceso principal de Guamal. Uno no se explica cómo es posible que ninguno de los tantos gobernantes que ha tenido ese municipio a lo largo de su historia no se haya preocupado ni siquiera de hacerle una entrada digna a esa población. Ni en los pueblos del Oeste del siglo XVIII en Estados Unidos se olvidaban de hacerle una buena entrada a sus poblaciones.

Uno llega a Guamal y parece que, en lugar de ingresar a la localidad, saliéramos para el monte. La vía destapada y polvorienta nos indicó de inmediato que no íbamos a encontrar mucho desarrollo en ese municipio. Y dicho y hecho eso fue lo que pasó.

Lo primero que vimos fue un parque, el único que existe en el pueblo, en total abandono. En total abandono porque ni siquiera se han preocupado por levantar la parte de una pared que rodea una cancha de baloncesto sin canasta ni tablero y con el piso lleno de huecos, que una brisa loca tumbó hace cinco años. En ese sitio de recreación para los niños solo hay un juego y para que los adultos y ancianos se sienten, apenas sobreviven unas bancas de concreto en muy mal estado. Y para rematar, las calles que lo rodean están pavimentadas como con piedras y arena mezcladas con poco de cemento, porque se alcanzan a ver cada vez más las piedras. Uno se imagina de buena fe que cuando las construyeron, para ahorrarse un buen gasto, tuvieron que utilizar poco cemento. Lo que uno no podría imaginarse es qué hicieron con lo que se ahorraron.

Pero oigamos lo que nos dijo el señor Carlos Paz Pacheco, un poblador de Guamal, sobre la situación del único parque del municipio y acerca de las otras necesidades del pueblo:

La salida de Guamal fue parecida a la entrada, es decir, vías destapadas por delante y por detrás. Lo más alegre que vimos en el pueblo fue a un vendedor de discos compactos alrededor del parque abandonado, poniendo música a todo timbal.

“En Guamal necesitamos más parques, más escenarios deportivos, para que nuestros jóvenes no se descarrilen en la drogadicción”, nos dijo una joven mujer que nos abordó cuando ya salíamos de aquel municipio triste y desolado, rumbo a San Sebastián de Buenavista.

Etiquetas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cerrar