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EL INTERVENCIONISMO DE DUQUE, MÁS QUE UN ATENTADO A LA DESCENTRALIZACIÓN.

“Las intervenciones de Supersalud en el Magdalena, más que un atentado a la descentralización, son el puente para que los políticos de siempre -varios de ellos aliados de los grupos criminales- continúen saqueando los recursos públicos”.

Por: Abraham Katime Orcasita

@abrahamkatime

Desde su trinchera situada en El Ubérrimo, donde lo custodian cerca de 100 unidades del ejército y policía, el “Patrón” dio una nueva orden por Twitter: “El gobierno nacional debería pensar en la intervención de las EPM”. Para el presidente Iván Duque esa es casi que una ley de cumplimiento inmediato.  Es factible, que en pocos días a través de una “súper” o alguna de las “ía” (que maneja desde su bolsillo), Duque comience el operativo de toma en EPM.

El uribismo y sus aliados saben que si el alcalde de Medellín Daniel Quintero sigue con la limpieza y ahondando en las EPM, más temprano que tarde saldrán a flote los grandes entramados corruptos de Hidroituango y los verdaderos responsables de esta catástrofe.  Asimismo, las EPM le sirven al uribismo para seguirla saqueando y politiqueando y beneficiando a la Elite económica de Antioquia. 

En el caso del Departamento del Magdalena, el 12 de mayo del 2020, cuando el gobernador Carlos Caicedo apenas tenía un mes de haber recibido el hospital universitario Julio Méndez Barreneche la Súper salud lo intervino. Pero ¿por qué hacer esa toma ahora que llegó un nuevo gobierno con un plan de salvamento, si desde hacía más de un año se conocía del desastre? ¿Por qué despojar del manejo del hospital a la gobernación para entregárselo a los mismos que lo han venido saqueando? ¿Qué esconde realmente esa intervención?

Una de las respuestas es que Uribe y sus aliados al perder la alcaldía de Santa Marta y la gobernación del Magdalena quedaron sin espacio para seguir saqueando el erario y contar con recursos para la politiquería. A la vista está que ahí siguen mandando el presidiario Eduardo Pulgar y Honorio Henríquez, amigos y socios del superintendente Fabio Aristizábal desde la Comisión séptima del Senado, desde donde se pidió la intervención urgente del hospital.

Esa podría ser una lógica, pero se ha establecido que esa intervención también tiene otros propósitos; detener las investigaciones y tratar de desaparecer las pruebas de la corruptela al interior del Julio Méndez, es factible que lo logren.  La otra sería quitarle operatividad y minar la gobernabilidad de un gobierno alternativo y visionario como el de Carlos Caicedo, que en materia de salud tiene un ambicioso plan que abarca a todo el departamento y el Julio Méndez era una especie de eje central.

Así las cosas, las intervenciones de Supersalud en el Magdalena, más que un atentado a la descentralización, son el puente para que los políticos de siempre  – varios de ellos aliados de los grupos criminales- continúen saqueando los recursos públicos. Debe ser porque quienes los manejan son de la misma cuerda y entre corruptos se arropan con la misma sabana del interés de lucro personal de lo público y del Estado.  Ahí entre los corruptos,  el intervencionismo no existe.

 

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