Colombia

¿Para qué volver a la escuela?

Por: Jorge Soto Daza

Definir el momento de regreso a las escuelas en nuestro país, se ha convertido en una encrucijada de inmensas proporciones. Unos y otros alientan el debate a lo largo y ancho de la geografía nacional y este espinoso asunto se toma los titulares de las principales noticias.

Considero que se deben cumplir dos condiciones para que el retorno sea posible: primera, la curva del comportamiento epidemiológico de la pandemia, debe estar en significativo descenso, y segunda, deben cumplirse totalmente las condiciones de garantía del retorno para estudiantes, docentes y comunidad educativa. Y como está en juego la vida, esto implica unas excelentes condiciones sanitarias y ambientales, distanciamiento, elementos de bioseguridad y la presencia de docentes y directivos al frente de los procesos pedagógicos.

En términos pedagógicos, y yendo más allá de las condiciones de bioseguridad, lo más importante es cuestionarnos sobre el sentido de volver a la escuela.

Por eso voy a permitirme plantear tres preguntas:

¿A qué deben ir los niños a la escuela? ¿Qué es lo que más les gusta cuando asisten a ella? En estos tiempos de cuarentena y de educación a distancia, ¿qué es lo más extrañado por ellos? Probablemente, si nosotros intentáramos responder estas preguntas ubicándonos en el papel de los estudiantes, encontraríamos que esas cosas que dan sentido a la escuela están asociadas a los más gratos recuerdos, a lecciones de vida que se quedaron con nosotros para siempre.

Hagamos una lista rápida de las escenas de la escuela que recrean esos significativos momentos: los días culturales, los juegos interclases, el grupo de teatro, la banda estudiantil de música, las convivencias, la feria de la ciencia, el centro literario, las salidas de estudio, el día del estudiante, el retiro espiritual, el festival de la canción, los foros temáticos, los días deportivos y el recreo, actividades todas que desarrollan las competencias para la vida.

Son precisamente estas vivencias las que los estudiantes están extrañando hoy. Mal que bien han tenido desarrollos temáticos en las diferentes áreas del plan de estudios y se han abocado contenidos intencionados al desarrollo y logro de los derechos básicos de aprendizaje, pero esas grandes lecciones de y para la vida, regularmente no se encuentran en el desarrollo de los contenidos académicos. Es decir, rara vez alguna de las principales lecciones de la vida está asociada al desarrollo de contenidos en ciencias, en matemáticas, en sociales o en cualesquiera de las áreas del plan de estudios. Pero esto no es algo nuevo, llevamos muchos años así. La misma escuela y los niños nos han ido indicando qué es lo importante y qué es lo que en la escuela tiene sentido para ellos y para sus vidas. Y nos hemos tardado en escucharlos.

No quiero decir que no tenga sentido abordar aprendizajes académicos disciplinados, claro que hacen parte de la agenda escolar, pero tenemos que hacer de ellos un escenario de vida.

Tenemos que lograr que abordar los aprendizajes de cualquiera de las disciplinas académicas del conocimiento, sea tan interesante como un día cultural, aún más, como el recreo mismo. Solo así tiene sentido volver a la escuela, de otra manera no es importante. Los contenidos los desarrollan en plataformas virtuales. Ellas administran mejor que nosotros los proyectos académicos. Pero lo nuestro, el papel de la escuela, el rol de los maestros, son los proyectos de vida.

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