Santa Marta

La Reculada del Ovejo. A Manera de Lección

Con este título queremos significar que cuando una persona habla por hablar, la acción de recular significa el tener que caminar hacia atrás, o de retroceder en los criterios, argumentos, afirmaciones u opiniones. Y esto es lo que lamentablemente ha pasado con Camilo George, el célebre exsecretario de la seguridad en Santa Marta. El pasado 31 de julio la emprendió, lanza en ristre, en La W Radio de Colombia, contra del Alcalde Rafael Martínez, con toda clase de improperios, vituperios, falsedades y descabelladas acusaciones sin ningún control racional o fundamento alguno y, lógicamente, sin prueba alguna y medido solo por sus pasiones.

Dijo para el entonces que el actuar del actual burgomaestre conllevaba a las “amenazas de muerte” que habían recibido algunos funcionarios nombrados por Rugeles. Agregó que el Alcalde regresaba con un ánimo de cometer toda clase de “fechorías” y que permanentemente les sugería que renunciaran. Sostuvo precisamente que las tales “amenazas de muerte” buscaban era la renuncia de los ofendidos. Trató al Alcalde Martínez de “enfermizo”, “resentido”, repleto de “odio” y, además, de forma alucinada, sentenció que “cualquier cosa que le pase a los secretarios, a mí y a mi familia, el único culpable es el Alcalde Martínez […]”. Remató diciendo que “desde que llegó el Alcalde Martínez ha sometido a los secretarios al escarnio público en las redes sociales, sin previo aviso […]”, lo que ocasiona que sus “fans” los acosaran y amenazaran. En fin, para el exsecretario de la seguridad en Santa Marta, lo peor estaba ocurriendo en la ciudad bajo el mandato del alcalde Martínez.

No fue difícil darnos cuenta de inmediato que sus palabras eran retórica tanto infame como orquestada. Falsa y repleta de odio contra el Gobierno del Alcalde Martínez y sus copartidarios. Sin embargo, (la vida nos da sorpresas) apenas el otrora valeroso Camilo George sintió pasos de animal grande, dada una denuncia instaurada por injuria, calumnia, instigación al odio, etc. (a través de su abogado, el Alcalde de Santa Marta, también emitió una denuncia penal contra su secretaria de Movilidad, Claudia Patricia Burgos, por similares razones), sintió que su honrosa valentía, declarada inicialmente, se le transmutaba en una vergonzosa cobardía: fue cuando, a las carreras, ante el mismo medio radial dijo con falsa voz de arrepentido que todo lo que había dicho días antes era pura mentira. La saliva le cayó en la cara. Pura “travesura” de irresponsable, a la manera del más caricaturesco pastorcito mentiroso. ¿Cómo fue posible que la seguridad de los samarios estuviese en sus manos? Y nos preguntamos esto porque si el funcionario se extralimita en la penumbra de la maledicencia ante un caso simple y visible, de naturaleza política, ¿cómo actuaría entonces en los vericuetos del delito inveterado observable en la región y la ciudad?

Así habló entonces el exsecretario de la Seguridad en Santa Marta: Hago “retractación pública, abierta y vehemente; realmente, yo no tengo ningún indicio, ni prueba, para decir que el Alcalde Martínez está cometiendo fechorías… No justifico lo que dije […] Me retracto abiertamente de lo que dije […] Martínez no tiene ninguna responsabilidad de lo que pasa y me pueda pasar […]”. A esto es lo que hemos llamado “La Reculada del Ovejo”.

De todas maneras, el daño está hecho. Puso en la picota pública la honorabilidad del Alcalde legítimo Rafael Martínez. Por eso consideramos que la retractación no fue sincera sino el resultado de otra irresponsabilidad: evadir la acción de la justicia por mentir descarnadamente ante los colombianos y el mundo entero, con aseveraciones ultrajantes, infundadas y dañinas. No obstante, eso está en manos de la justicia quien decidirá sobre lo que ha ocurrido. Nos limitamos a colocar este tema ante la ciudadanía como lección para que estos hechos no se repitan con la facilidad y el desliz inusitado cual el mentiroso George, quien sin consideración alguna de los efectos o daños que pudiese ocasionar, soltó la lengua a diestra y siniestra. Queda difícil entender la misión que le ha sido encomendada.

Solo queda parodiar a George en sus declaraciones dadas a La W: “Santa Marta no puede seguir siendo el hazmerreír” en Colombia.

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