Colombia

El caso Magangué: un nefasto recordatorio de cuando interviene Supersalud

De como los herederos políticos de organizaciones delictivas se apoderaron de los hospitales. Uno de ellos, el de Magangué (Bolívar).

Por Redacción Cambio24

En anteriores oportunidades, en Cambio24, hemos hablado de cómo el actual superintendente Nacional de Salud, Fabio Aristizábal, fue durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) en el asesor estrella de la política de salud, lo cual no tendría nada de raro de no ser que en esa época, de acuerdo a investigaciones promovidas mucho tiempo después, se perdieron más de $500.000 millones que fueron a parar en estructuras del paramilitarismo.

Pero también de lo nefasta y politizada que han sido las intervenciones de la entidad que representa. Uno de esos casos es la Ese Río Grande de la Magdalena en el municipio de Magangué. En las épocas del auge paramilitar, estas entidades eran de los herederos políticos de la polémica empresaria del chance, Enilse López.

Este manejo estuvo desde que Jorge Luis Alfonso asumió su alcaldía (2004) hasta cuando llegó el alcalde Marcelo Torres (2012—2015) donde ganó el concurso para gerente del hospital local Wilder Lagares Gulloso. Este funcionario fue reelegido posteriormente gracias a sus méritos profesionales.

Sin embargo la situación cambió en 2018. En esa época, de acuerdo a las investigaciones del periodista Lucio Torres, empezó a tomar fuerza política en la Superintendencia Nacional de Salud el senador Antonio Correa, del cuestionado partido Opción Ciudadana (antiguo PIN). Correa fue gerente de la ESE de Magangué en la época que cualquier decisión en ese municipio debía pasar por la aprobación de Lopez.

Y fue ese respaldo, de acuerdo al periodista Lucio Torres, la clave para intervenir esa entidad pública que paradójicamente, en la Resolución 1893 del 29 de Mayo de 2015— la Supersalud ubicó encabezando el «ranking» de las empresas sociales sostenibles financieramente en Bolívar.

Hoy esa entidad, a juicio de la investigación periodística mencionada, está en manos de los mismos que durante años desangraron el sistema de salud. ¿Sucederá lo mismo en Magdalena?

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