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Carlos Pinedo lidera una cruenta persecución contra los maestros de Santa Marta

El ilegítimo alcalde está enfilando su ataque a los docentes y directivos que se muestran en desacuerdo a la subordinación de la Secretaría de Educación a sus prácticas politiqueras.

Los docentes de Santa Marta denuncian vivir una seria cacería por parte del ilegítimo alcalde Carlos Pinedo, quien se ha dedicado a perseguir a los educadores que no están alineados a sus pretensiones politiqueras.

El pasado 29 de diciembre, la Alcaldía Distrital reubicó 77 maestros en el marco de las solicitudes presentadas de “Reten Social” (un amparo especial que garantiza la continuidad en el ejercicio docente a quienes padecen enfermedades catastróficas, pre-pensionados, madres o padres cabeza de hogar y los dirigentes sindicales a través del fuero sindical) y los acuerdos con el sector educativo, todo esto de acuerdo con lo orientado por el Ministerio de Educación Nacional y con el propósito de preservar la estabilidad laboral de los docentes provisionales.

Pinedo, mediante la resolución 002 del 11 de enero de 2024, decidió devolver a los docentes reubicados con la oscura finalidad de dar por terminado su nombramiento provisional, falsamente motivado como “necesidad del servicio”.

Es decir, generan un acto administrativo de reubicar a los educadores por necesidad del servicio donde dicho concepto no existe y por el contrario, saben que con esta decisión unilateral y sin respetar los trámites legales, lo que busca es dar por terminado su provisionalidad afectando directamente a los profesionales y su gestión realizada para el fortalecimiento de la educación de los niños en la ciudad.

El ilegítimo alcalde con las mencionadas acciones reafirma su desprecio por el magisterio de Santa Marta y pretende terminar la vinculación de docentes provisionales que tienen 10 años o más trabajando con amor por la educación de la cuidad.

Hoy Pinedo está dejando sin trabajo a docentes prepensionados, con diversas enfermedades, madres y padres cabezas de familia, afectando su derecho al trabajo e incluso al mínimo vital. El ilegítimo provoca una masacre laboral.

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