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Un día para homenajear las más de 50 mil víctimas de Covid en Colombia

Apenas nos enteramos de la presencia del coronavirus en Colombia, comenzó la preocupación. Las alertas se dispararon y cada quien empezó a hacerse un seguimiento más meticuloso a su salud o cuerpo. Yo, por ejemplo, estuve pendiente hasta de lo más mínimo que me ocurriera desde que supe de los síntomas que producía el virus, cuya información abundante y al instante provenía de todos los canales de comunicación hoy existentes: Periódicos, televisión, radio, redes sociales, celulares, etcétera.

Al principio, como casi todo el mundo, reconozco que no creía que pudiera estar pasando en el país y que lo más probable era que la pandemia no iba a durar mucho. Por eso le vaticiné una existencia de tres meses.

El Covid 19 llegó a Colombia, como en todos los demás países del mundo, a quedarse y en esta nación no iba a hacer la excepción, por lo que, al parecer, arribó después de carnavales. Si lo hubiera hecho antes, la epidemia hubiera sido más devastadora desde marzo en Barranquilla y Santa Marta. Sin embargo, los casos fueron conociéndose poco a poco y en la medida que aumentaban, más crecía el temor. Los dramas desgarradores en vivo y en directo que subían en las redes sociales, de enfermos cayendo en las calles o pacientes a la espera de ser atendidos en las clínicas, contribuyeron más a cundir ese pánico.

Mientras los días y meses transcurrían y la pandemia se acentuaba cada vez más, dejando estragos, dolor y muertes en los hogares colombianos, el terror se apoderaba de todo el mundo, aunque algunos que otros todavía no se resignaban a creer que fuera verdad, pese a la abundante información e ilustración que había e incluso a los dramas de familias vecinas que perdían a sus seres queridos.

Es la hora, cuando ya se apresta a cumplir un año la pandemia en Santa Marta, aún existen algunos que no creen y piensan que se trata de una conspiración mundial para imponer un nuevo orden. Incluso, cuando ya se conoce de la existencia de la vacuna para lidiar el virus, se imaginan que es mentira o que solo se trata del medio por el cual le van a introducir un chip a los humanos a fin de controlarlos en el nuevo orden mundial paranoico que se inventaron.

El coronavirus no solamente trajo desolación, dolor, tristeza y muerte; también sacó a relucir lo egoísta que somos como humanos en una lamentable y mortal situación como la que todavía estamos viviendo transcurrido casi un año. En Santa Marta como en otras capitales y poblaciones del país se sintió ese egoísmo, por cuanto las fiestas clandestinas con aglomeraciones prohibidas se multiplicaron como arroz.

No obstante, aquí fue la única parte del mundo en donde unos políticos perdedores le echaron la culpa a los gobernantes de turno por la irresponsabilidad de la gente. Yo a veces pienso que llegaron a tener en mente hasta de echarle la culpa también de la llegada de la pandemia a la ciudad.

Desde esta, mi columna de opinión, propongo entonces a los gobernantes o al presidente de Colombia Iván Duque, se declare una fecha con el fin de que se realice un homenaje póstumo a las víctimas, para el día que se tiene como en el cual se presentó el primer caso de Covid 19 en el país.

Por Álvaro Cotes C.

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