Por Álvaro Cotes Córdoba
A diferencia de lo que se dice ha ocurrido por mucho tiempo en el Triángulo de las Bermudas, cuando los aviones o barcos pasan por ahí, en Tasajeras, los vehículos no desaparecen, sino que se estrellan cuando se encuentran cerca del poblado o se aproximan a él. Esa inexplicable situación que se ha repetido por años, ha comenzado a tener sus versiones en las redes sociales.
Algunas de ellas son muy crudas, producto del conocimiento que por experiencia la gente ya tiene del propio comportamiento de algunos seres humanos. Otras, en cambio, son producto de la imaginación macondiana que tienen los costeños, para describir con burlas o mamadera de gallo, los hechos desconocidos e inexplicables.
En la primera hipótesis, los muchos comentarios realizados por los cibernautas en las diferentes noticias difundidas por los últimos casos ocurridos en inmediaciones de la población de pescadores, solo “visible” a nivel nacional por los ya conocidos hechos lamentables, se busca una incriminación generalizada e injusta.
De ahí los señalamientos dañinos sobre la probalidad de la existencia de una banda delincuencial dedicada a hacer que los vehículos, sobre todo los de cargas, se accidenten a su paso por ese corregimiento, mediante el uso de un somnífero en alguna bebida caliente o fría a los conductores de esos vehículos mercantes.
Una teoría sin mucho sostén, por cuanto representaría una modalidad no segura, ya que no solo se arriesgaría la vida, sino también la pérdida de lo que se pretendería conseguir.
La segunda hipótesis de los comentaristas cibernautas de las redes sociales, apoltronados en sus cómodas casas y con un autoritarismo de juzgamiento indiscriminado, sin importarles un bledo el género, edad, religión, condición laboral ni la situación social de todo un sufrido pueblo abandonado y engañado por los anteriores gobiernos, se refiere a la supuesta presencia de algo paranormal en ese reducido sector entre la ciénaga y el mar, un fenómeno que para unos podría ser producto de un embrujo, por lo que sugieren un exorcismo en el lugar. No obstante, otros pocos se atrevieron a concluir que podría ser la versión criolla del Triángulo de las Bermudas.
