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Reforma en la Fiscalía también debería ser prioritaria en el gobierno de Gustavo Petro

Por Álvaro Cotes Córdoba

La forma de hacer política en Colombia no se va a cambiar ni en 20 años. La manera criminal está tan arraigada, que ni si volvieran a nacer tres generaciones de las mismas familias políticas de siempre, desaparecería.

Cuando digo que es una manera criminal de hacer política lo hago por lo que se está viendo hoy en día, por ejemplo, contra el gobernador Carlos Caicedo, contra quien ahora cogieron a la Fiscalía, para apartarlo de la Gobernación del Magdalena y sacarlo para siempre o por un tiempo de la política.

La intención es tan evidente, que se notó desde el mismo momento en que el fiscal Barbosa anunció su investigación, que mal llamó el “robo del Magdalena”, por cuanto metió en la misma bolsa, el gran robo de la via de La Prosperidad, que nunca se terminó, con la investigación de unas obras iniciadas cuando fue alcalde de Santa Marta el Gobernador del Magdalena y las cuales sí se terminaron y fueron entregadas y están funcionando.

La mala intención política se nota aún más, cuando vemos que, en cambio, la misma Fiscalía o fiscal Barbosa, no hace lo mismo en el sonado caso de su
amigo político Álvaro Uribe, en donde ahí sí cambia la forma acusatoria de la Fiscalía y lo defiende abierta y públicamente.

La instrumentalización política de la Fiscalía debería ser también tenida en cuenta por el actual gobierno de Gustavo Petro en una inminente reforma que
permita quitarle igualmente esa manera criminal y baja de hacer política a los políticos con semejantes costumbres rancias y también corruptas.

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