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Petro ya mostró sus espuelas en el Magdalena

Por Álvaro Cotes Córdoba

El actual presidente Gustavo Petro cometió un error garrafal con respecto al caudal de votos obtenidos en la Costa Atlántica y sobre todo en el Magdalena.

En este último departamento, por ejemplo, subestimó el caudal de votos del aliado y hoy partido político, Fuerza Ciudadana.

En este artículo de análisis, concluimos que, con base en sus primeras acciones políticas, quiere afianzar lo que cree logró con la coordinación de un amigo samario, casi desconocido en la región, por cuanto siempre ha vivido y ha ocupado cargos en Bogotá, sobre todo cuando Petro fue alcalde de esa capital.

Tal vez piensa todavía que fue producto de la coordinación de su campaña en el Caribe colombiano y la cual estuvo a cargo del hoy esposo de la Ministra de Vivienda, Catalina Velasco Campuzano. Es decir, de Eduardo Noriega De La Hoz, muy poco conocido por el pueblo de esta región.

Y es que no solo subestima al partido político que ha venido derrotando últimamente a la clase política de la élite que gobernó por 200 años en el Magdalena, sino que también lo hace con la gran cantidad de personas que se sumaron a su causa, porque estaban cansadas del uribismo y querían un cambio en el país, como lo hicieron por primera vez en el Magdalena y su capital.

Y es tan evidente esa creencia, que no ocultó sus espuelas políticas, cuando prefirió tragarse las palabras que hizo en campaña, igual como lo hizo el nefasto Iván Duque, y mantuvo la intervención de la empresa Essmar, que él había prometido regresarla a la Alcaldía, apenas asumiera la Presidencia.

Pero está muy claro que no la devolvió por las mismas ambiciones políticas de su antecesor títere y de ingrato recuerdo para el Magdalena por el bloqueo indiscriminado contra el actual mandatario de los magdalenenses.

Resulta y pasa que Petro aspira montar gobernador en el Magdalena con su amigo de hace 40 años, Eduardo Noriega, esposo de su Ministra de Vivienda, Catalina Velasco. Por eso no regresó la Essmar al distrito de Santa Marta, sino que se la dio a la empresa municipal de Medellín. En resúmen, está aplicando lo mismo que su antecesor Duque, pero con un fin más político que el objetivo depredador que mostró el títere.

Pareciera que quiere arrebatarle a Fuerza Ciudadana su hegemonía en el Magdalena después de todo. Como dice el refrán: “No hay cuña que apriete más, que la del mismo palo”. En ese sentido ambicioso, da a entender que no es diferente de los que siempre cuestionó.

La pregunta que entonces me hago con base en ese análisis es: ¿Si sería capaz de aliarse con los clanes y familias tradicionales, para obtener la Gobernación del Magdalena? Si lo hace, no solamente sería peor la cura que la enfermedad, sino también una traición a los mismos principios que mostró durante su campaña y por las cuales millones de personas en Colombia votaron y más de 300 mil, el caudal de votos del actual Gobernador en el Magdalena, también lo hicieron.

Ay Petro, el poder no solamente desgasta, también convierte al político en lo contrario a lo que predicó en campaña y aún trata de predicar.

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