La otra cara de  la Marina Santa Marta

La marina Santa Marta rompe e irrumpe el paisaje natural de la bahía, pero además, ocupa un espacio que pertenece a la ciudad y que hoy está siendo explotada por una organización perteneciente a una de las familias tradicionales.

Para los samarios es motivo de preocupación la pérdida de este espacio que antes se podía disfrutar pública y abiertamente sin obstáculos ni perjuicios.

Pero además, es motivo de preocupación también los efectos negativos a la vida marina y la perdida de espacios en la zona costera que antes se podía utilizar con mucha más amplitud y comodidad.

En su momento al iniciarse este proyecto, fue motivo de controversia y contradicción al interior del Consejo de Santa Marta  y la Veeduría del Centro Histórico de la ciudad.

La ubicación exacta de la Marina Santa Marta, traspasó los límites que se le concedieron (Calle 22 en dirección sur de la Bahía), hoy, incluso, ocupa el enrocado o rompeolas que es de propiedad y construido con recursos públicos.

Igualmente la privatización de esta zona de la bahía de Santa Marta, vulnera el derecho al uso público y la libre circulación de motonaves turísticas y la práctica de deportes de sol y playa.

A esto se suma la perdida de las zonas costeras de la bahía que antes contabas con amplio espacio para bañistas, turistas y los practicantes de futbol playa. Hay que recordar que esta bahía era el sitio más visitado por samarios los fines de semana.

La Marina Santa Marta comprende además de la zona portuaria, la utilización del espolón y una serie de restaurantes y sitios comerciales en la carrera primera con calle 22.

El samario solo tienen un espacio peatonal a partir de La calle 22 hasta la puerta principal de acceso a la marina, a la cual no se le permite ingresar, por ser esta una empresa privada al igual que restaurantes y sitos que tiene en su interior.

De acuerdo a los informes científicos, la contaminación de la Bahía de Santa Marta, es producida por varios factores: El emisario Submarino, el Río Manzanares, el vertimiento de aguas residuales y de lluvias en época de invierno  y los puertos ubicados en el sector, que vierten sus desechos al mar.

La bahía de Santa Marta, no es hoy lo que en otros tiempos representaba para la comunidad local;  el símbolo y orgullo más preciado. Hoy la cantidad de contaminación visual, la perdida de la playa, la presencia de excrementos, los hedores y aguas residuales, entre otros,   hacen que este sitio perdiera su atractivo natural para samarios y turistas.