Colombia

Morir en tiempos del coronavirus

Por Álvaro Cotes

Julio murió el 25 de marzo, tras sufrir un infarto, cuando se encontraba en su casa, cumpliendo la cuarentena impuesta por el gobierno para combatir el Covid-19, el virus que viene matando a miles de personas en todo el mundo. Aunque su deceso no se produjo por el virus, su sepelio fue casi igual a la inhumación de una víctima del coronavirus.

Ante la presencia del invisible asesino en la ciudad, la cual viene cumpliendo al pie de la letra los protocolos de higiene y seguridad del nuevo comportamiento humano establecido para enfrentarlo, por lo que sus calles y playas se ven solitarias como nunca antes en sus casi 500 años de existencia, Julio no tuvo el funeral que habría tenido si se hubiera muerto antes o después de la pandemia generada por ese insignificante, pero peligroso virus.

A lo largo de su vida, que le había durado 72 años, él siempre estuvo rodeado de muchos amigos que incluso todavía lo visitaban a su casa, solamente para hablar de todos los temas. “A mi siempre me gustaba conversar con él, porque a todo le sacaba un chiste, un sarcasmo o una enseñanza. Era un personaje tranquilo, sencillo y mamador de gallo como ninguno otro”, me escribió Javier, uno de sus amigos de infancia, a través del whatsapp, luego de que se enterara por mi del fallecimiento del llave, del bacán o buen amigo de todos, el viejo Julio.

“Lo más triste viejo Álvaro, es que después de compartir con él tantas vainas toda la vida, de saludarnos y divertirnos, dá mucha tristeza no acompañarlo a su última morada”, siguió escribiéndome Javier, demostrándome que se sentía muy adolorido por la funesta noticia.

En efecto, morir en tiempos del coronavirus, así no fuera por causa del maldito organismo minúsculo, será igual o peor, pues ninguno de tus amigos podrá acompañarte en tu sepelio, que de seguro será solamente con tus hijos, esposa y hermanos, quienes pese al profundo sentimiento de pesar y dolor, no podrán acercarse ni a dos metros durante el funeral, por respetar el protocolo de seguridad a que, para rematar, nos tiene sometido el tetra hijo de puta coronavirus.

 

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