Cuando los Díaz Granados, la familia rica y tradicional del Magdalena que siempre se ha beneficiado del poder en el departamento, vieron que la salud ya no les era sostenible ante el asedio voraz de otras familias ricas o clanes que llegaron al poder con mayor apetito, buscaron enseguida otra alternativa o teta de donde más pegarse y continuar financiándose de lo que para ellos es la única forma de mantener la riqueza que heredaron de sus antepasados españoles.
Pero antes tuvieron que explorar o investigar en dónde más podían succionar y hasta que al fin lo encontraron en otra entidad pública en la que por años otros políticos igual habían chupado hasta desangrarla, pero que en los últimos años había empezado a mostrar una ascendente recuperación.
Nos referimos a Corpamag, el ente descentralizado, con autonomía administrativa y manejo independiente de dineros estatales millonarios para cuidar el medio ambiente y los recursos naturales del Magdalena.
En esa Corporación hallaron lo que habían tenido que abandonar por insostenibilidad, pues la avaricia de un nuevo cartel de la salud más grande y complejo, que incluía congresistas hasta de otros departamentos como el hoy preso exsenador Pulgar, los habían obligado a buscar otras ubres.
Y la de Corpamag como que les ha gustado muchísimo, por cuanto llevan ya 14 años mamando de ella sin despegarse ni siquiera un milímetro.
Hoy esa institución es dirigida incluso por un miembro de esa familia adinerada, el señor Carlos Francisco Díaz Granados, primo del exalcalde Juan Pablo Díaz Granados, el actual vice ministro del Interior que el presidente Duque, quien lo nombró en ese cargo el año anterior, desautorizó hace poco tras hacer un acuerdo con los protestantes en Buenaventura, porque al expresidente Álvaro Uribe no le gustó para nada.
Hoy en día, Corpamag, o la que muchos dicen debería llamarse Corpaná, “porque no hace nada”, es un ente que funciona bajo unas directrices distintas para las cuales fue creada, pues sirve más a los intereses de esa familia y a los de otras familias y clanes pudientes que hasta el 2019 estuvieron haciendo presencia en la Gobernación del Magdalena, como se evidenció en un reciente suceso en el que el padre del exgobernador Luis Miguel Cotes, Álvaro Cotes Vives, fue autorizado por Corpamag para que desviara un río con el propósito de beneficiarse él y su finca, hecho que perjudicó a varias tierras de campesinos vecinos.
Mientras esa lactancia familiar prosiga, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena continuará propendiendo por el no desarrollo sostenible del Magdalena y una administración del medio ambiente invisible.
Por Álvaro Cotes Córdoba
