Colombia

Las sombras de corrupción e ineficiencia que acompañan al nuevo administrador del hospital más importante del Magdalena

Hoy el Superintendente de Salud llegó a Santa Marta y le arrebató al departamento el control del Hospital Universitario Julio Méndez Barreneche, ente rector de la salud en el Magdalena y justo en plena pandemia de coronavirus.

Aunque el Superintendente de Salud, Fabio Aristizábal, anunció la llegada de un gerente competente y responsable, alguien capaz de poner en orden una institución saqueada por años de corrupción, la verdad es que al nuevo gerente lo preceden más sombras que luces.

Luis Óscar Gálvez Mateus es oriundo de Vélez, Santander, y ha trabajado en los Hospitales de San José del Guaviare, donde fue asesor de Gerencia; y en el Hospital San Rafael de Tunja. En su hoja de vida también figura la dirección del Instituto Departamental de Salud de Arauca.

Hasta el 21 de enero pasado Vélez estuvo al frente de la intervención como agente especial del Hospital departamental de Villavicencio, en la que estuvo por cerca de tres años.
Sus logros son más bien modestos. Al menos, comparados con los escándalos de corrupción que ha protagonizado en ese cargo.

Hace cerca de un año, por ejemplo, el Procurador general de la Nación calificó su gestión como inútil: “La intervención del hospital no ha servido para nada. El hospital mantiene la calificación de riesgo alto, después de 3 años y cuatro o cinco meses de tener una intervención por la Superintendencia Nacional de Salud”.

El Procurador Carrillo Flórez lamentó que el Hospital Departamental del Meta se haya convertido en “un monumento a la ineficiencia y al desgreño administrativo”, y anunció investigaciones disciplinarias a los funcionarios designados para la inspección, vigilancia y control de la intervención forzosa para administrar el centro asistencial, como se recoge en este comunicado oficial del ente de control fechado en marzo del año pasado.

Un año después de ese jalón de orejas, el afortunado Gálvez Mateus es premiado con la dirección del hospital más grande del Magdalena.

Pero no solo es la ineficiencia lo que sale a relucir en la hoja de vida del designado funcionario. También hay serios cuestionamientos a su integridad en la contratación pública.

Entre las irregularidades que encontró la entidad está la modificación del estatuto interno de contratación, al parecer, eliminando requisitos que favorecen la transparencia. Según los hallazgos, algunos de los procesos de contratación fueron adelantados con un único oferente y en otros casos existen dudas sobre la real existencia del segundo proponente

En solo tres años, el Hospital Departamental de Villavicencio habría celebrado más de 17 contratos con personas naturales y jurídicas, sin proceso de selección y en forma directa, para adelantar gestiones de recuperación de cartera a cambio de unos honorarios del 10 por ciento del recaudo.

La Procuraduría determinó que habría un grave deterioro de la infraestructura física del hospital, y que no se han efectuado las inversiones necesarias para atender el crecimiento de la demanda de servicios médicos, generando sobreocupación de más del 250 por ciento en servicios como urgencias, hospitalización y consulta externa.

“De acuerdo con las pesquisas del Ministerio Público, al parecer, uno de los contratos, fue suscrito con un profesional insistentemente mencionado dentro del escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá. Tenía como fin supuestamente la recuperación de cartera de Caprecom EPS en liquidación y por la cual el Hospital le pagó más de 3.500 millones de pesos por la recuperación de cartera, gestión que la propia institución estaba en capacidad de hacerlo” señala la revista Semana en un informe titulado La olla podrida del principal hospital de Meta.

¿Es este el perfil y los antecedentes que necesita un hospital clave para la salud de los magdalenenses en plena crisis por el cóvid 19?

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