Colombia

La vivió y la contó …93 años del nacimiento de “Gabo”

Por Antonio Tobias Herrera

Para muchas personas en el mundo hoy es un día especial, para los amantes de la literatura mucho más, pues  hoy se cumplen 93 años del nacimiento de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hecho que se dio un 6 de marzo de 1927 en Aracataca, departamento del Magdalena.

García Márquez, el escritor más grande de Colombia y único galardonado con el Nobel de Literatura, es recordado por quienes en el mundo tuvieron la oportunidad de leer sus obras y conocer ese realismo mágico que se inventó y que nos describe en cada novela, cuento, o relato que nos regaló a lo largo de su vida, pero más explícitamente en la obra Vivir para contarla. “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

Este grande hombre de las letras, genio de la literatura, es uno de los autores más representativos de la literatura universal del último siglo, de la prosa en castellano.

Hoy en el mundo de habla hispana y no hispana, porque su obra se tradujo a varios idiomas, recuerda a este insigne escritor, periodista, guionista y editor colombiano, que nos enseñó a degustar el “olor de la guayaba”, a vivir “Cien años de Soledad”, su obra insigne, a conocer a “El General en su laberinto” y hasta las “memorias de mis putas tristes”.

Es un orgullo para toda persona que haya conocido a Gabriel García Márquez, ya sea en persona o a través de su obra, recordarlo hoy cuando estaría cumpliendo 93 años de nacidos, pero si no lo conoció, tiene tiempo de comenzar a hacerlo, lea una de sus novelas, uno de sus cuentos y comience a conocerlo porque su obra no pasa de moda.

Si se decide a leer Cien años de Soledad, entenderá porque “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

Para quienes vivimos en esta región el orgullo es mayor, porque es nuestro, es costeño, es Caribe, es del Magdalena, de Colombia…para el mundo.

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