Colombia

El suicidio es un problema de salud pública cada vez más grave

En el Departamento de Magdalena y Santa Marta su capital se ha incrementado el número de suicidios los últimos 4 años, se observa una variedad en los casos al presentarse los mismos con una mayor frecuencia en menores de edad, todos escolarizados.

Por: Jorge Luis Urbina Mejía

Para Aldemar Racedo Miranda, Psicólogo Clínico, el suicidio hoy en día, aún es un tema tabú en nuestra sociedad, resultándonos difícil de entender cómo se puede tomar una decisión radical y permanente, ante aspectos y percepciones que a veces son solo temporales, un tema en torno al cual giran aún muchos mitos que se deben desmentir. Desde los entornos sanitarios, se continúa luchando por concienciar sobre este tema, ya que el suicidio es un problema de salud pública cada vez más grave

El suicidio según la Organización Mundial de la Salud, OMS es una situación que se presenta en todo el mundo sin distinción de clase social, afecta a hombres y mujeres y diferentes grupos poblacionales, que se ha convertido en un problema de salud pública, ocupando las principales causas de mortalidad en poblaciones jóvenes, es la tercera causa de muerte de 10 a 25 años.
Varios de los suicidios son cometidos por un impulso, favorecidos de alguna manera por el acceso a los plaguicidas y armas.

La OMS, define el comportamiento suicida como un problema de etiología compleja, con múltiples causas interrelacionadas, siendo la enfermedad mental uno de los factores más importante que predispone al comportamiento suicida.

Las personas afectadas por enfermedades mentales presentan un riesgo de suicidio diez veces mayor que aquellas personas que no las sufren. El sociólogo francés Emile Durkheim, evidencio que existen factores sociológicos involucrados, como son forma y grado de integración que tenga la persona con su grupo social.

Existen además los factores biológicos correlacionados, la existencia de un factor genético, relacionado o no a la genética de los trastorno mentales y quizás relacionado con la conducta impulsiva, así como con el metabolismo de aminas biógenas en particular con la serotonina.

Otros autores, han descrito los factores psicológicos involucrados, como; las pérdidas recientes, la activación de fantasías, heridas narcisistas o la desesperanza han sido entre los más importantes los factores mencionados.

El psicólogo Aldemar Racedo, sostiene que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el intento de suicidio como “un acto no habitual, con resultado no letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, para causarse auto-lesión o determinarla sin la intervención de otros, o también ocasionarla por ingesta de medicamentos en dosis superior a la reconocida como terapéutica”.

Las investigaciones de los factores de riesgo, identifican que los problemas mentales como la depresión, los trastornos bipolares, la esquizofrenia, y el abuso de sustancias psicoactivas y el alcohol, son antecedentes frecuentes asociados al suicidio.

A pesar de que la mujer presenta mayor número de intentos de suicidio, el hombre tiene 4 veces mayor probabilidad de morir por suicidio que la mujer. Los antecedentes de suicidio en la familia, incrementa notablemente el riesgo para que otro integrante se suicide.

Los intentos de suicidio previos son el mejor indicador de un riesgo suicida alto que puede repetirse en un periodo de seis a doce meses, el 40% de los pacientes con depresión que se suicidan lo habían intentado previamente.

Los métodos que se utilizan para el suicidio, están directamente relacionados con la región y condiciones del ambiente de cada país, en zonas de edificaciones altas se utiliza con frecuencia el lanzamiento al vacío, en general podría decirse que para Colombia y el Magdalena, el ahorcamiento, arma de fuego, sustancias agroquímicas y medicamentos son los métodos más utilizados.

Factores predisponentes y protectores del suicidio

Existen varios factores predisponentes al intento auto lítico, como por ejemplo el haber sufrido sucesos traumáticos en la infancia, tener una historia previa de intento suicida o de suicidio en la familia, mostrar un nivel alto de impulsividad/inestabilidad emocional o carecer de recursos de afrontamiento adecuados.
El aislamiento social resulta especialmente relevante en ancianos y adolescentes (Blasco-Fontecilla et al., 2010) y en adultos cada vez nos encontramos con mayor frecuencia el llamado “suicidio por balance” personas que se encuentran en una situación económica, familiar o social en la que juzgan que la vida carece ya de valor y de sentido, o bien sienten que se encuentran sin fuerzas para afrontar más dificultades, hay un hastío de la vida y se produce una pérdida radical del deseo de vivir (Bobes 2011).
A nivel psicológico son factores protectores una autoestima adecuada, una flexibilidad cognitiva o una impulsividad controlada, una estabilidad emocional y unos recursos psicológicos de afrontamiento apropiados, especialmente en el ámbito de la resolución de conflictos o de las habilidades sociales. Asimismo, el repertorio de valores del sujeto, de tipo religioso, espiritual o altruista, puede neutralizar hasta cierto punto los pensamientos derrotistas o la ideación suicida (Mann 2005).
Por último, ciertos factores sociales como tener relaciones sociales ricas, estar integrado culturalmente, contar con apoyo familiar o tener hijos pequeños (sobre todo, en el caso de las mujeres) potencian la capacidad de resistencia ante el suicidio. Incluso los animales domésticos (los perros especialmente) pueden constituir un escudo protector contra las tendencias suicidas de sus dueños porque son expresivos, ofrecen compañía y alegran a sus dueños (WHO, 2014).
Asimismo un factor protector de gran importancia es ponerse en tratamiento médico o psicológico.
En el Departamento de Magdalena y Santa Marta su capital se ha incrementado el número de suicidios los últimos 4 años, se observa una variedad en los casos al presentarse los mismos con una mayor frecuencia en menores de edad, todos escolarizados.
Es bastante probable que a partir de un trabajo juicioso se puedan encontrar relaciones en los casos de suicidio con la poca presencia de generadores de satisfacción en la población y que también podrían estar relacionados con las condiciones de limitaciones materiales.
En la región cada día es mayor el número de familias pobres de verdad — verdad, que no tienen donde refugiarse, que comer, qué vestir, que calzar, sin salud o educación. A quienes de cuando en cuando el gobierno les distrae el hambre con unos mercaditos para ocho días, que a largo plazo reivindican y perpetúan las condiciones de pobreza desamparo, agudizan la enfermedad mental generando una dependencia perniciosa y mayor atraso económico y social propios de esta sociedad desde tiempos históricos.
La pobreza extrema niega la dignidad y la autoestima del ser humano, y así mismo es caldo de cultivo para que crezca la enfermedad mental. No hay progreso ni desarrollo social. La marginalidad, el hacinamiento el stress se resumen en una mala calidad de vida.
Los accidentes, los homicidios y los suicidios asociados también con importantes factores de riesgo psicosocial, se pueden tomar como indicadores directos de la problemática de salud mental a que está expuesta la población.

Finalmente sostiene el psicólogo Racedo Miranda, que los acontecimientos vitales generan un gran stress sobre los individuos, familias y comunidades, un detrimento de las relaciones interpersonales, intolerancia e incremento del potencial para desarrollar problemas de salud mental. Estos factores de vulnerabilidad deben ser considerados para poder diseñar intervenciones de salud mental en los diferentes actos vitales, grupos de población y para grupos particulares con necesidades específicas.

Una población con hambre, diezmada es propensa a reproducir psicopatologías (ansiedad, depresión, suicidio, abusos, psicosis, etc.), violencia y al detrimento continuo de la salud mental.

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