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Cuando caminar por la 5a Avenida de Santa Marta se sentía como pasar por una pasarela

Por Álvaro Cotes Córdoba 

Aunque nunca será igual a como fue en la década de los 60 y 70, la 5a Avenida de Santa Marta siempre será una de las calles más simbólicas del comercio de la ciudad y de muchos recuerdos sentimentales para los samarios.

Su verdadero nombre es Avenida Campo Serrano, en honor a un expresidente samario, de nombre José María Campo Serrano y en cuya administración se desarrolló esa obra en el año 1954.

Antes, aunque aún hoy hay algunos que no pierden esa mala costumbre, le ponían el nombre del político o gobernante a las obras que se ejecutaban durante sus mandatos, como una manera de darles las gracias por ellas, cuando en realidad era y sigue siendo el deber de todo gobernante hacerlas. Además, ellos no ponen un solo peso de sus bolsillos.

Pero hoy no voy hablar sino de lo que se sentía caminar por esa importante arteria de la urbe más antigua de Colombia. Parecía como pasar por la alfombra roja de una pasarela ni más ni menos. Después de los 70 y hasta hace unos meses, ese sentimiento pasó a ser, a como se siente meterte hoy por un mercado público.

Esperamos que después de la intervención que le están haciendo por primera vez en sus 69 años de construida, al menos retome esa vitrina que representó por mucho tiempo para los samarios de las dos nombradas décadas.

Y es que era también todo un lujo caminar por ella. No sólo por ver las vitrinas de los almacenes con sus maniquíes, luciendo las prendas de vestir de último momento sino también porque, quien lo hacía, se sentía una estrella, un artista o alguien importante, ya que, de un momento a otro, un fotógrafo o paparazzi te salía al paso y te empezaba a tomar fotos a diestra y siniestra.

Luego te entregaba un tikets con un número seriado y el nombre del laboratorio fotográfico y su dirección, para que al día siguiente pudieras reclamar tus fotos tras el pago de una cantidad de dinero hoy irrisorias. Pero no te daban las fotos en papel, sino en unos copitos, que les llamaban también telescopios, como se muestra uno aquí, en la siguiente imagen:

 

Verse a través de ese micro telescopio era como contemplarse en una pantalla de cine, por supuesto, guardando las proporciones. De ahí el sentimiento de imaginarse en medio de una pasarela de celebridades, para ingresar a una sala de cine en la que tú aparecerías después.

Lo que realmente hacía que la mayoría de los samarios bajaran a caminar por la Quinta Avenida de Santa Marta, para el entonces, era ese momento fugaz de sentirse una estrella, aunque también unos pocos lo hacían por otros motivos menos sentimentales.

Tras la renovación de esa trascendental e histórica avenida, que por primera vez un gobernante le hace, en esta ocasión la alcaldesa Virna Johnson, se espera que la icónica arteria le haga causar de nuevo a los samarios ese afecto de sentirse importante y famoso, cada vez que la recorran, aunque en una duración corta.

 

 

 

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