Colombia

Carlos Payares González, ¡Por Siempre!

En el año 2012 visitábamos Carlos, nuestro pequeño hijo Andrés Felipe y yo, la ciudad de Medellín, como habitualmente era costumbre de Carlos, no sólo para visitar a sus hijos, Camilo y Daniel, sino para visitar amigos, familiares y su muy entrañable Universidad de Antioquia. Para esa misma época se entrevistó con Natalia Botero Oliver y Santiago Orrego Roldán para hablar sobre su vida y recorrido por la Universidad de Antioquia, lo cual posteriormente pasó a ser parte del libro Espíritus Libres, “un libro de microhistorias, semblanzas, perfiles y retratos de un tipo de triunfadores que no estamos acostumbrados a exaltar. [Un libro que exhibe] las imágenes de aquellos vencedores de lo inmaterial, de los que se quedaron habitando las convicciones y los sueños, de los espíritus cuyo proyecto de vida es la coherencia con su conciencia, sus valores y búsquedas”, como lo señala el Director del Programa de Egresados de la UdeA, Doctor Álvaro Cadavid Marulanda.

El libro Espíritus Libres, “nació de la necesidad de reivindicar y compartir historias de egresados de la Universidad de Antioquia, protagonistas de lo cotidiano que lejos de los focos informativos fraguan su vida y la de otros con responsabilidad, la inventiva y la alegría propia de quienes compartimos la misma casa universitaria”, afirma el Doctor Cadavid. En él, está al lado de grandes personajes de Colombia como Fabio Salazar Jaramillo, Amilkar Acosta Medina, Carlos Gaviria Díaz, Marina Quintero Quintero, Clemencia Echeverri Mejía, Débora Arango Pérez, Rodrigo Arenas Betancur, Jaime Restrepo Cuartas, entre muchos otros.

Hoy, a tan solo cuatro días del fallecimiento de Carlos, con el corazón destrozado y la vida hecha trizas, y luego de leer y releer las semblanzas de amigos y familiares, las publicaciones de tantos medios de comunicación tanto en la Costa Caribe colombiana, como en el centro del país y algunos mensajes del exterior, especialmente de Estados Unidos, donde se conoció su ordenada y sistemática investigación sobre la huelga y masacre de las bananeras del Magdalena ocurrida en 1928, encuentro coherencia filosófica y práctica a una de las frases que repetía constantemente: “No es la Verdad la que nos hará libres; es la libertad la que nos hará verdaderos”

Hoy Carlos es libre, por lo tanto Verdadero, y como espíritu libre, y siguiendo una de sus canciones favoritas (Pueblo Blanco (1971) Joan Manuel Serrat), Carlos no estará “en cautiverio”, estará por siempre en “su paraíso”: su biblioteca. Finalmente, me permito transcribir a continuación la reseña que en vida hizo la Universidad de Antioquia sobre Carlos Payares González:

“El día que conocí a Carlos Payares, lo esperaba sentado en una cafetería del centro de Medellín. Llegó puntual y, luego de los saludos formales, me dio una clase magistral de historia universal. Recorrimos, sin levantarnos de nuestros asientos, entre anécdotas, experiencias y análisis fugaces, episodios interesantísimos, no solo para la humanidad como tal, sino también, y especialmente, para el país.

Yo solamente escuchaba. Él, con una oratoria impecable, que desde sus épocas de estudiante de Odontología y posteriormente como líder estudiantil, le era reconocida y admirada, me situaba en el lugar exacto de los hechos y parecía, realmente, que estuviésemos allí. Pero lo que importaba de aquellas historias no eran ni los hechos ni los lugares, sino sus personajes.

Es que para entender los sucesos históricos, me decía Carlos, primero hay que conocer las características y los pormenores de sus protagonistas. Y eso es, de alguna manera, lo que vengo a hacer yo aquí.

Toda su vida la ha dedicado a ser un intelectual. Desde muy joven, recién llegado de Ciénaga, Magdalena, en su época de estudiante universitario, comprendió que para generar procesos de cambio había que combinar el conocimiento científico con el social. Por eso, y a la par de sus estudios universitarios, se dedicó a aprender, por su cuenta, política, economía, filosofía e historia; todo ello influenciado profundamente por el movimiento estudiantil de aquel entonces.

Allí, en ese movimiento, no solo descubrió una faceta de su vida, la de líder y dirigente, sino que también aprendió a amar el conocimiento. Aquel conocimiento que, aunque es rebelde y es constante, también duele y desengaña, ya que entre más conocer la realidad, más pequeño te sientes, pero sabes también que a una mejor calidad de vida puedes aspirar.

Su vinculación a la Universidad de Antioquia, por más de catorce años, comenzó poco antes de terminar sus estudios, bajo una figura conocida como auxiliar de cátedra. Al graduarse, y cuando se formalizó como docente en la Facultad de Odontología, varios de sus colegas, quienes lo recordaban como aquel líder estudiantil que los había enfrentado, manifestaron su inconformismo e intentaron, sin éxito, separarlo de su cargo.

Como profesor, uno de sus mayores logros fue haber conseguido que se incorporaran ciencias sociales al currículum de Odontología, pues estas materias se consideraban, hasta ese entonces, un aditivo totalmente prescindible en la formación de los profesionales de la salud. Él mismo, y para dar ejemplo, en 1987, diez años después de haber obtenido su título de Odontólogo, se graduó de la carrera de Sociología también en el Alma Máter.

Esa pluralidad de saberes le ha permitido incursionar en el mundo académico desde diferentes áreas del conocimiento, pero siempre con un marcado sentido crítico y social. Prueba de ello son sus libros Medicina y Sociedad (1987), Consideraciones Sociohistóricas de la Odontología en Colombia y en Antioquia (1991), Una Historia que ha Sido Mal Contada (2006) —acerca de Ciénaga y Santa Marta— y Memoria de una Epopeya. 80 Años de la Huelga y Masacre de las Bananeras (2008), obra que ha sido publicada en distintos países por la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, UITA, en asocio con la CUT.

También, y durante más de doce años, ha ejercido como columnista en El Informador, un periódico de Santa Marta. Allí, expone su visión sobre temas coyunturales, no sólo locales, sino de alcance nacional, como la educación, una pasión que Carlos siempre ha tenido. Al respecto, Carlos explica:

“cuando he ejercido la docencia, siempre he buscado enseñar a mis estudiantes a mirar la crítica como un elemento fundamental para el conocimiento, que nos permite, además, superar los errores y poder conocer la realidad, para así actuar bien en el diario vivir”.

Gracias a todos por los mensajes de amor y solidaridad. En especial al Gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo Omar, su amigo y compañero de lucha por el Cambio en el Magdalena y Colombia, a los copartidarios de Fuerza Ciudadana y a la Universidad de Antioquia. Mitad de mi corazón se fue con Carlos y la otra mitad se queda en este Universo con nuestro hijo Andrés Felipe. En nombre de Camilo, Daniel, Andrés Felipe y el mío propio, todo mi amor con Ustedes y mi gratitud eterna.

Verónica Meléndez Charris

Santa Marta, 14 de diciembre de 2020

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