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A la memoria del fundador de la Uniautónoma Mario Ceballos A

Por Álvaro Cotes Córdoba

Cuando hoy se cumplen 20 años del fallecimiento del rector y fundador de la Universidad Autónoma del Caribe, el samario Mario Domingo Ceballos Araújo, quiero expresar hoy en su honor y memoria una primera y única anécdota que me pasó con él, cuando apenas hacía mi primer semestre de comunicación social en ese claustro superior.

La primera y última vez que lo conocí, me recibió en su oficina de la rectoría, por recomendación de su madre, la señora Lola Araújo, a quien yo la había ido a visitar el viernes anterior, luego de que descubriera que era la madre del rector de la Uniautónoma. Fue mi primera investigación sin haberme graduado aún como periodista o en mi etapa de primíparo.

Supe por intermedio de mi madre, Celia Córdoba, a quien le mencioné por casualidad el nombre del rector de la Uniautónoma, que lo conocía, porque era el hijo de la señora Lola, vecina de ella en Santa Marta por muchos años, más exactamente en el sector de la hoy avenida del Ferrocarril con calle 20, esquina. Y me recordó los favores de comprarle en la tienda que yo le hice a la señora Lola, cuando era un niño.

Como yo necesitaba conseguir una beca para continuar con mis estudios en esa universidad privada, vi esa cercanía con el dueño de la Uniautónoma a través de su madre y a quien solo tenía que ubicarla y presentármele o decirle quién era yo. Y así sucedió: Averigüé la dirección donde residía en Barranquilla y me le presenté un día. Ella se acordó de mí de inmediato, a lo que le conté que era hijo de Celia y aquel niño que le había hecho muchos mandados a la tienda. Se alegró de verme de nuevo e incluso me recordó que en varias oportunidades yo no le había querido hacer los mandados.

No obstante, tras escuchar el objetivo de mi visita, sobre la necesidad de hacerme a una beca para poder seguir estudiando la carrera de comunicación social, me dijo que volviera al día siguiente, porque ese mismo día le iba a pedir el favor a su hijo Mario, para que me diera la beca. Al día siguiente temprano por la mañana de un viernes de julio fui y me dijo que el rector, su hijo, me esperaba en su oficina el lunes próximo a las 4:00 de la tarde.

De modo que ese lunes y a las 4:00 de la tarde fui a su oficina en la rectoría y apenas le dije mi nombre a su secretaria, ella enseguida me dijo que pasara, porque el rector me estaba esperando. Cuando ingresé a su despacho, no le pude ver bien el rostro, debido a que estaba de espalda, frente a su escritorio de madera fina. Cuando se dió la vuelta, me miró de frente y me dijo: “Es la primera vez en mi vida que mi madre me pide un favor en su vida y ¿Tú crees que no se lo voy a hacer?

Acto seguido estampó su firma en un papel en donde me acreditaba, no media beca, sino una beca entera, para los restantes nueve semestres. Salí esa tarde feliz de aquella rectoría donde Mario Ceballos Araújo no solo construyó su imperio con una de las mejores universidades que existía en ese entonces en el Caribe colombiano, sino también, un legado que sigue vivo, con más de 62 mil egresados desde su creación, por cuanto “ha sido pista de progreso para las comunicaciones, la ciencia, el deporte y la investigación”, como lo dijo el actual rector de la Uniautónoma, Mauricio Molinares Cañavera, a través de su cuenta de X, para recordar hoy el vigésimo aniversario del fallecimiento de aquel samario ilustre.

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