ColombiaMagdalena

La inocultable crisis del Hospital Julio Méndez Barreneche

La misma, provocada por la administración del clan Díazgranados y que trataba de ser solucionada por el gobernador Carlos Caicedo hasta que llegó la intervención de la Supersalud.

Desde que inició el año, el gobernador Carlos Caicedo denunció las ingentes tropelías que, algunos elementos de la clase política tradicional, habían cometido contra el hospital de referencia del departamento, el Julio Méndez Barreneche.

Caicedo, quien ha sido enfático en la necesidad de ser austeros en el manejo de lo público, denunció cómo se rifó en cuatro meses la mitad del presupuesto del hospital Julio Méndez Barreneche en contratación sin justificación.

Luego de la intervención, nefasta por demás, de la Superintendencia Nacional de Salud, los resultados de la pésima gestión del clan Díazgranados vuelven a la palestra. Parece mentira que la sociedad deba escandalizarse de unos hechos que, en su momento oportuno, fueron puestos de manifiesto por el mandatario departamental.

El panorama que entregó en un informe Luis Óscar Galves Mateus, interventor de la Supersalud, no dista de lo dicho por Caicedo. En una especie de remake de “Niágara en Bicicleta”, la canción que hizo famoso a nivel mundial a Juan Luis Guerra y que relataba la crisis de la salud en su país, República Dominicana, el Julio Méndez Barreneche supera la narrativa musical:

Deudas por más de $63.000 millones, servicios no facturados por $35.000 millones (especialmente por la pésima gestión del cobro en la institución), cuentas embargadas por más de $400 millones o congeladas e inexistentes en los estados financieros cercanas a los $10.000 millones de pesos, hace parte del caótico panorama financiero de la institución hospitalaria.

Sin contar las pésimas condiciones en infraestructura: cuatro salas de cirugías, pero funcionaban dos porque las otras dos no tenían máquinas de anestesia, cirugías con limitaciones y falencias en la entrega de medicamentos.

Un panorama desolador en esta institución que ha sido desangrada por quienes, en su día, estaban llamados a protegerla y solo se sirvieron de ella.

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