Por Álvaro Cotes Córdoba
Más allá de la bahía, el Sol anaranjado empezaba a ocultarse, brindándonos como siempre, el más hermoso crepúsculo emblemático de todas las tardes en Santa Marta. El jueves había despertado con una sorprendente noticia: Otra vez se había accidentado un camión a la altura del corregimiento de Tasajeras. Pero en esta ocasión, no había habido saqueos, por el contrario, algunos habitantes se acercaron al automotor accidentado, para socorrer al conductor.
Tras vivir el día anterior sin un solo fallecimiento por el virus que seguía matando gente y destruyendo familias, los samarios volvieron a despertar agradecidos por Dios, porque los mantenía vivos. Nunca se imaginaron la cantidad de muertos con que iba a salir el Ministerio de la Salud en su reporte diario de todas las tardes, al filo de la noche.
Por primera vez, después de cuatro meses lidiando con la mortal pandemia, la ciudad volvió a sentir el pánico que genera el mortífero e invisible virus, sobre todo los habitantes que están pendientes de las noticias a toda hora por el Internet o redes sociales, los únicos medios sin restricción ni manoseos a la información.
Para los que todavía creen que se trata de una pandemia de mentira e inventada, si este último reporte del Ministerio de Salud del Gobierno no los convence, es porque ya están muertos:
A nivel nacional, se reportaron 7.945 casos nuevos. Se procesaron 28.434 pruebas y hubo 315 fallecidos, entre los cuales 12 se registraron en Santa Marta. Ante semejante cifra de muertos en un día, ni siquiera registrada cuando la ciudad vivió las épocas más violentas de su historia, los samarios volvemos esta noche a dormir preocupados por lo que nos deparará mañana la pesadilla del coronavirus.
