JudicialSanta Marta

Una versión del crimen del esposo de la concejal

Por Álvaro Cotes C.

Todos los días matan, si. Pero no todos los días asesinan al esposo de una concejal, como sucedió ayer en Santa Marta. Y sobre todo al cónyuge de la concejal Ingrid Gómez, quien en varias ocasiones, desde que empezó su periodo como tal, le venía pidiendo a las autoridades más atención y acción contra la delincuencia y el crimen.

“La seguridad de nuestra ciudad está en estado crítico, los barrios de Santa Marta están abandonados y sumidos en la delincuencia; los sectores de las universidades, el centro histórico, centros comerciales, zona bancaria. Tomar acciones no es salir a apagar el incendio cuando el Concejo Distrital visibiliza una problemática, las acciones deben ser permanentes, hacerle frente a la problemática con resultados reales, con la seguridad de los samarios no se juega, es la vida de nuestra gente la que está en riesgo, la de nuestros estudiantes, la de nuestra familia”, escribió ella en un post que publicó el 03 de abril del año en curso en su cuenta de Facebook. Nunca se imaginó que esa inseguridad, la sufriría ella y su familia en carne propia.

Una versión que se escuchó ayer mismo en la escena del crimen, da a entender que los sicarios en moto, venían siguiendo el vehículo en donde se desplazaba la pareja de más de 27 años de casados, presuntamente desde que salieron de su casa. También sugiere que los asesinos solo iban por el esposo, es decir, por Leonardo Restrepo. Esto último se infiere, debido a una información que igualmente se oyó en el lugar de los hechos, consistente en que la concejal se bajó del auto dos cuadras antes y se quedó en una farmacia. Y sin embargo, los sicarios, no los atacaron en esos momentos. Esperaron que el esposo quedara solo.

Esa actuación de los asesinos da la impresión que son profesionales, por cuanto otros no les hubiera importado nada y ahí mismo los habrían atacados a tiros. De la misma manera se escuchó en la escena del crimen, que los sicarios siguieron a Restrepo y quien, después de dejar a la madre de sus dos hijos en la droguería, continuó conduciendo el auto, hasta llegar al lavadero de carros, en donde se produjo finalmente su crimen, el cual habría ocurrido así, según dijo alguien en el lugar de los hechos:

Leonardo Restrepo ingresó con su vehículo en el lavadero y lo estacionó en un lugar, para esperar su turno. Mientras lo hacía, se adentró en otra área encerrada de aquel establecimiento ubicado en una esquina triangular. A los pocos minutos apareció uno de los supuestos sicarios que lo venían siguiendo y le descargó el arma que, de acuerdo con lo que se escuchó en el sitio, llevaba un silenciador.

Por último, se dijo también que el asesino salió corriendo del lavadero y se subió en una moto que lo estaba esperando como a veinte metros de la entrada principal del mencionado lava autos.

¿Será un homicidio más que queda en el viejo archivo grande y lleno de telarañas de la impunidad?

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