Por: Jorge Soto Daza
Cuando tuve uso de razón, ( hablo de los años sesentas) me di cuenta que los samarios y magdalenenses ‘perteneciamos’ a los Vives Lacouture; en primera instancia… Eran los dueños de la economía de Santa Marta y en todo el engranaje político también los jefes. Para todo eran los Vives Lacouture. Hasta dueños de un periódico que apenas despuntaba. Sin embargo, otras familias emergentes también olieron el tocino y buscaron alianzas con quienes eran los dueños de ‘Patuca’ y de más de media Zona Bananera. Ellos, los Vives, sabían que no podían gobernar sólos, en una sociedad de ese entonces que no tenía competencia, pero tenía a terratenientes y dueños de medianas empresas, interesados en ingresar al manejo de los dineros publicos. La historia contemporánea de Santa Marta siempre ha sido de pobreza; cordones de misera ubicados en las orillas de la ciudad. Eso sectores nunca fueron tenidos en cuenta, comenzando por los alcaldes y gobernadores que nombraba el presidente antes de 1991.
Los emergentes, o ‘viudos del poder’ como son llamados ahora, quedaron ‘picaos de culebra’. Que pena… Vives, Lacouture( no todos los Lacouture son malos), Dávilas, Caballeros, Zuñigas, Cotes, Abondano etc, no hay mas teta. Ya tuvieron su tiempo y lo desperdiciaron. Bueno, en beneficio de la comunidad… Para el bolsillo de ellos fue redituable.
“No hay reinado eterno, el único es el de Dios”. Sin embargo, ojalá que la llegada de Caicedo se mantenga, por lo menos los mismos 70 años, por el derecho a la igualdad; porque, es innegable, Santa Marta cambió. Los únicos que no ven el cambio son a quienes se les acabaron los contratos y las OPS.
Pueden llorar…
