Magdalena

Los tres municipios con nombres de santos del sur

San Sebastián de Buenavista y San Zenón no se diferenciaron mucho del anterior municipio recorrido, es decir, de Guamal y algunos que otros corregimientos que vimos a nuestro paso, en cuanto a tristeza, desolación y abandono. Parecen poblaciones repetidas o con la misma suerte de desidia. La mayoría de sus calles sin pavimentar y sus entradas o salidas en mal estado. Y con algo muy en común: sin nada nuevo ni que llame la atención o que haga sentir a sus pobladores orgullosos. A plena luz del día, en una hora pico que en cualquier lugar del mundo es considerada de mucha confluencia por cuanto la gente regresa a sus casas a almorzar, esas dos localidades mencionadas se vieron más aburridas que un cementerio. Y parecían como si no tuvieran habitantes ni siquiera fantasmas.

No obstante, en la medida en que nos fuimos dirigiendo hacia sus plazas centrales, empezaron a aparecer algunos que otros habitantes y los carro motos, estos últimos lo único que ha llegado de cambio por esos pueblos, pues antes, solo se veían los caballos transportando a la gente. A propósito, ya casi no se ven en esos municipios a los caballos, reemplazados por las motos.

San Sebastián tiene un enorme parque, pero también descuidado. En el municipio hay agua potable, pero solo llega a las casas durante la mañana y después se va y retorna al día siguiente. Con la electricidad ocurre lo contrario: llega todo el día, pero se va por las noches. Un día en ese pueblo es igual a todos los días: nada nuevo que ver ni conocer ni disfrutar. La única atracción posible sería sentarse frente al río y esperar que algo inaudito sucediera, cosa casi que imposible que suceda.

Pero San Zenón si me llenó de grima. Aún no puedo creer que exista una localidad tan aburrida como ella. Aunque sus calles principales están pavimentadas, la soledad en ella es fantasmal y el silencio es más abominable: ni siquiera los pájaros se oyen trinar. No obstante, su gente es tan amable y humilde que no les importa que piensen que su municipio es aburrido. ‘”Así estamos bien, ¿para qué tanta bulla?”, nos respondió una mujer, quien se encontraba sentada en el pretil de una casa con un niño en una calle principal. Eran los únicos habitantes que estaban por esos momentos afuera, en esa arteria principal. Lo que nos gustó al menos de San Zenón fue su iglesia, por su sencillez y decoración y muy diferente a las de los otros municipios visitados.

San Zenón

SANTA ANA CAMBIÓ EL PANORAMA

Después de El Banco, dentro de los municipios recorridos, Santa Ana apareció como un paraíso. Es una localidad que se ve ha avanzado mucho, pues no le vi una calle sin pavimentar. Se nota limpia y por lo que me dijeron sus pobladores, tienen un buen servicio público, aunque la luz también se hace a veces intermitente como en la capital del Departamento, pero ya todo el mundo sabe quién es el culpable.

 

 

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