“Cállate, cállate que me desesperas”, ese era uno de los famosos dichos de Carlos Villagrán, más conocido como Quico en su papel en El Chavo del 8, muy recordado en esta época de pandemia por los recurrentes conflictos familiares en los hogares. En este sentido, estudios han demostrado que la violencia intrafamiliar, el estrés,así como los intentos y suicidios se han incrementado con la pandemia, pues el contacto permanente y obligatorio por el confinamiento ocasiona roces entre algunos miembros de familia.
Por eso la cuarentena te obliga a quedarte en casa, pero a la vez hay que asimilar esta situación y no permitir que el desespero y el estrés lleguen al hogar. En estos casos es fundamental el trabajo que realizan las alcaldías y gobernaciones, facilitando a los ciudadanos la atención de especialistas, psicólogos, pedagogos y profesionales en salud mental y familia.
Con frecuencia se habla de agresiones físicas y verbales entre familiares que muchas veces terminan hasta con heridos de gravedad, y es que la permanencia tanto tiempo juntos sin poder salir, da para que se den resultados de este tipo. Así mismo se proyectan situaciones positivas que la cercanía permite, como un mayor contacto familiar, que muchas veces se pierde por las ocupaciones de los miembros de las familias, unos trabajan y otros estudian, por lo que la relación es más limitada.
Pero hay personas que el confinamiento y las acciones de algunos miembros les molesta, estresándose, presentándose los enfrentamientos, y es que el confinamiento que se ha dado en donde ha llegado el virus, tiene entre otras implicaciones, la restricción para salir del hogar, la limitación de movimientos, limitación de interacciones con el entorno, además de afectación económica para el sostenimiento del hogar, esta suma propicia la violencia intrafamiliar.
Por todo esto se debe cumplir al pie de la letra con el confinamiento, y recordar el mensaje mundial, quédate en casa… Pero no te desesperes.
