Santa Marta

Tras la pista del incendio que destruyó el hotel Jaba Nibue en Taganga.

El hotel Jaba Nibue o “Madre Mar” que se incendió ayer en Taganga, el de la familia Pizarro, dueños también de la clínica Mar Caribe, desde un principio no fue una obra muy bien vista, pues se construyó en un sitio prohibido.

Su edificación en uno de los cerros consagrados dentro de uno de los parques naturales que tiene la ciudad, llamó de inmediato la atención de todo el mundo, menos de las autoridades como siempre y por eso ese “eco resort” se llegó a construir sobre la pendiente del cerro que hace parte del parque distrital Dumbira, el cual corresponde a Taganga, que, como los otros, por orden del Plan de Ordenamiento Territorial, POT,  hacen parte de los suelos de protección ambiental junto con los suelos del sector costero que se localizan entre los ríos Buritaca y Palomino.

Pese a existir un acuerdo en ese POT, citado en el Articulo 433 y el cual prohíbe dentro de los Parques Distritales Naturales Dumbira, Pazverde y Bondigua, y en el Complejo Ambiental Suhagua el desarrollo de actividades de la construcción de hoteles, residencias, equipamientos, viales y otro tipo de infraestructuras diferentes a las señaladas en ese Acuerdo, allí fue edificado el lujoso hotel y todo indica que ni siquiera lo contemplado en ese POT se cumplió. No obstante, pareciera que esta vez alguna otra justicia desconocida sí lo hizo cumplir.

Hoy, la lujosa construcción que allí se edificó pese a la prohibición, tuvo su final infeliz y ahora está vuelta cenizas tras incendiarse la noche anterior.

Comienzo sinuoso

El comienzo de la construcción del lujoso hotel tampoco se vio muy bien por como los dueños consiguieron hacerse propietarios del terreno en donde edificaron esa obra, pues no es claro aún cómo es que se hicieron dueños de esa parte del cerro ubicado en una zona declarada parque natural. Algunos dicen que fue porque les compraron pedazos de terrenos a pescadores o nativos que aparecieron como sus dueños ancestrales y todo eso se dio frente a las narices de las autoridades locales.

Luego y en vista de que el acceso al lujoso hotel solo se podía hacer por el mar, los propietarios del mismo tuvieron la brillante idea de hacerle una carretera y para ello iniciaron otra compra de terrenos a nativos que aparecieron como dueños ancestrales y todo otra vez frente a las narices de las autoridades, las cuales descubrieron después que hasta la construcción de la carretera no tenía permiso.

En el POT igualmente se acuerda que no se deben construir carreteras en esos cerros, pero la hicieron y ahí está a la vista de todo el mundo, incluso de las autoridades locales y nacionales, llámense ambientales o gubernamentales.

Al parecer, los Pizarro subsanaron todos esos impasses de forma legal y lograron terminar su magna obra y como resultado construyeron un espléndido hotel “eco resort” con una sin igual vista al mar. Era la envidia de muchos también por su acercamiento a la madre naturaleza, aunque algunos que otros que lo utilizaron en épocas de turismo se quejaron por la presencia de muchos bichos y otras fallas humanas que al parecer fueron también subsanadas después para bien de ellos y sus dueños.

No obstante, la idea de construir un hotel lo más cercano a la naturaleza y por eso emplearon unas réplicas parecidas a los bohíos de los Tayronas, en medio de uno de los cerros protegidos en el Plan de Ordenamiento Territorial, la mayoría de los cuales que rodean a Taganga permanecen casi todo el año áridos, no presagiaba que tuviera el final que tuvo y sobre todo por estos días en que en la ciudad y todo a su alrededor ha llovido insistentemente, cada dos y tres días, por lo que la vegetación resurgida en esos cerros ha permanecido por esta época bastante húmeda y reverdecida.

Si hubiera ocurrido en las épocas secas que años tras años posee la ciudad y sus alrededores, tal vez se habría podido sospechar hoy en día que el incendio que destruyó anoche el hotel Jaba Nibue, pudo deberse a una causa natural, aunque solamente se hizo visible en la noche. Como es sabido, aquí en Santa Marta por experiencia, en tiempos de sequedad, la vegetación en los cerros que la rodean se marchitan y cualquier chispa, ya sea natural como los rayos solares o artificial como un cigarro encendido, pueden ocasionar un fuego que al encontrar material de combustión como hojas o plantas secas se va atizando en cadena hasta volverse incontrolable. De modo que la sospecha de un incendio provocado por la madre naturaleza en el caso del hotel con nombre aborigen, es en un 99 por ciento imposible.

Sin embargo, las autoridades respectivas como los bomberos y policías, deberán ahora centrarse más en las otras posibles causas que podrían surgir tras descartarse la imposible causa natural.

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