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Los precios del petróleo bajarían en 2019

Según previsiones que indican un ritmo de crecimiento mundial inferior al esperado y un aumento de la oferta de los países que no son miembros de la OPEP

Banco Mundial

De acuerdo con las previsiones, los precios del petróleo crudo promediarán los USD 66 por barril en 2019 y los USD 65 por barril en 2020, lo que representa una revisión a la baja respecto de las previsiones de octubre, a raíz de las perspectivas de un crecimiento mundial menor que el esperado y la producción mayor que la prevista en Estados Unidos, dijo el Banco Mundial.

De acuerdo con las previsiones que presenta el Banco en la edición de abril de su informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), los precios de los metales se seguirán recuperando en 2019, tras una marcada caída en el segundo semestre de 2018. La recuperación cobró impulso gracias a la estabilización de la actividad en China tras el debilitamiento que se registró hacia fines de año, así como varios déficits de la oferta.

Según las proyecciones, los precios de los productos agrícolas caerán 2,6 % este año, pero repuntarán en 2020 a raíz de la menor producción de cultivos y los costos más altos de la energía y los fertilizantes. Una escalada de las tensiones comerciales probablemente reduciría aún más los precios; no obstante, un aumento de los costos de la energía superior al previsto podría generar un alza de los precios mayor que la esperada.

Después de una caída a fines de 2018, los precios del petróleo han aumentado en forma constante desde el comienzo de 2019, a medida que la OPEP y sus asociados efectuaban recortes en la producción y disminuía el producto en Venezuela e Irán. Se prevé que la producción de esquisto bituminoso en Estados Unidos seguirá siendo sólida después del alza que se registró en 2018. Se estima que los precios de la energía en general —que también incluye al gas natural y el carbón— promediarán en 2019 un 7,9 % menos que en 2018.

En una sección destacada se señala que, cuando los países intervienen para reducir el efecto de las fluctuaciones de precio de los alimentos en sus ciudadanos, la intervención colectiva de un gran número de países puede producir un efecto opuesto al previsto, así como incrementar los movimientos en los precios mundiales, en detrimento de las poblaciones más vulnerables.

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