Es incomprensible que después de años de desgreño y mal manejo en el Hospital Julio Méndez Barreneche, durante las administraciones de los gobernadores Luis M. Cotes y de su tía Rosa Cotes, apenas terminaron las pasadas elecciones, en noviembre y diciembre de 2019, sea cuando la Superintendencia de Salud, encabezada por el uribista Fabio Aristizábal, inició una auditoría que a la larga terminó con una intervención que lo que parece buscar es que la institución hospitalaria continúe bajo el control político y burocrático, precisamente de quienes la mal administraron, coadyuvados, como se sabe, por algunos parlamentarios y políticos del Departamento del Magdalena.
En plena crisis de la pandemia, la Superintendencia impone un gerente interventor que pone en riesgo las estrategias y las acciones para superar la pandemia de la Covid-19. Quienes fueron derrotados en las urnas, buscan de nuevo acceder dl control del Hospital por medio de funcionarios traídos de afuera, pero consecuentes amigos y copartidarios de políticos y parlamentarios del Magdalena ¿Será que sienten temor que el nuevo Gerente nombrado por Caicedo hace apenas 40 días se entere de los entuertos que dejaron como herencia los pasados gobernantes del Magdalena? Hoy existe un déficit de caja de 24 mil millones de pesos y otro de alrededor de 54 mil millones. La Superintendencia dice haber encontrado 59 hallazgos, entre estos, problemas financieros, administrativos y de tipo jurídico. Se gastaron en 2018 en el rubro de contratación $26.515.000.000 y, en el 2019, bajo el mismo rubro, $29.612.000.000; Se sabe, por ejemplo, que el 30% de los servicios prestados no fueron facturados.
Precisamente, ahora que Caicedo destina una alta inversión para recuperar algunos de los pisos del Hospital y ponerlos al servicio de las demandas propias de pacientes del Departamento y de su capital, especialmente, en aquellos casos que pueden terminar afectados por la pandemia de la Covid-19, aparece la intervención de la Superintendencia. Para el Gobernador Caicedo lo que está ocurriendo es obra de los clanes Cotes y Díazgranados que han tenido en sus manos durante décadas el Hospital como si fuese un órgano de bolsillo.
El señor Procurador Fernando Carrillo podría suspender el acto de intervención del Hospital Julio Méndez Barreneche, dado que quienes lo van a recuperar son los mismos políticos y burócratas que lo deterioraron. La preocupación es que utilizarán el hospital en su planta de cargos y contratación para pagar favores políticos. El gerente nombrado por Caicedo se encontró por ejemplo en la Planta de Cargos la contratación de 26 periodistas al servicio de los grupos políticos contrarios a los actuales gobiernos del Departamento del Magdalena y de Santa Marta, por la suma de $60 millones de pesos mensuales. El nuevo Gerente interventor, Luis Óscar Galvez Mateus, tiene un grave antecedente publicado por la Revista Semana (“La Olla Podrida del Hospital del Meta”), en donde la Procuraduría General de la Nación lo califica de perpetuar la corrupción en una de las intervenciones que adelantó en el Hospital del Meta
La razón por la cual no intervinieron el Hospital mientras gobernaban los Cotes era para bajarle el perfil de los hallazgos fiscales, administrativos y penales encontrados en el mes de noviembre y diciembre de 2019. Recuérdese que estábamos en un proceso electoral, cuando Caicedo pidió la intervención, proceso que a la larga terminó ganando el Movimiento Político Fuerza Ciudadana. Además, la intervención busca garantizar el control del centro hospitalario en manos de los mismos que lo han manejado durante décadas. Los mismos que han llevado al Departamento al penoso cuarto puesto de los entes territoriales más pobres de Colombia.
La pregunta que hay que hacer es: ¿irán a la cárcel los responsables del mal manejo del Hospital Julio Méndez Barreneche? ¿O se taparán la nariz con un pañuelo perfumado?
