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La historia se repite con otro hijo de Aracataca

Por Álvaro Cotes “El Bueno” 😇

Cuarenta años después, la historia del ilustre escritor cataquero Gabriel García Márquez se repite, paradójicamente, con otro hijo ilustre de la tierra del Nobel de Literatura.

En 1981, Gabriel García Márquez tuvo que salir corriendo de Colombia, porque peligraba su vida. Se fue para México junto con su familia sin tiempo de despedirse de nadie ni de darle explicación a ninguno y menos a las autoridades.

Sin embargo, el escritor contaría después por qué lo hizo: Un informante le dijo que el Ejército lo iba a coger preso, para sindicarlo de unas acusaciones que un desconocido le hizo a través de las páginas editoriales de El Tiempo, señalándolo de tener nexos con el M-19, porque supuestamente había “apoyado” un desembarco guerrillero en el sur de Colombia.

“Ahora se sabe por qué me buscaban, por qué tuve que irme y por qué tendré que seguir viviendo fuera de Colombia, quién sabe hasta cuándo, contra mi voluntad”, escribió el escritor el 8 de abril de 1981 en El País de España.

Por eso García Márquez se fue de Colombia: no porque odiara a sus conciudadanos —como muchos suelen decir hoy—, ni tampoco porque fuera un pretencioso que rechazaba a su patria —como se escucha cada tanto—, sino porque, en pleno gobierno del Estatuto de Seguridad divulgado por el gobierno de entonces, cuyo presidente era Julio César Turbay Ayala, una acusación de esas, equivalía a tortura y cárcel, como ya había sucedido antes, por ejemplo, con la artista plástica, Feliza Bursztyn, quien después de ser torturada e interrogada por militares, tuvo que exiliarse en México y luego en París, donde murió, mientras acompañaba en una cena a García Márquez.

Bursztyn, como García Márquez, fue acusada por delitos que no tenían ningún soporte judicial ni probatorio: un arma inservible que encontraron en su casa sirvió para abrirle un proceso. Bursztyn, como García Márquez, tuvo que pedir asilo en la Embajada de México. Sobre ese caso, el escritor dijo en 1982: “Es alarmante, pero ya se sabe: en Colombia, los militares guardan secretos que las autoridades civiles no conocen”.

No obstante, 40 años más tarde, en este mes de agosto de 2021, algo muy parecido acaba de suceder, también con otro hijo ilustre de la capital de Macondo. Nos referimos a la salida del país del gobernador Carlos Caicedo Omar, quien al igual que Gabo, obtuvo de un informante la alerta sobre que, por él, venía un grupo de asesinos.

Como su paisano laureado, el gobernador Caicedo tuvo que hacer casi lo mismo que Gabo: Salir del país con su familia sin decirle a nadie ni explicarle a ninguno y menos a las autoridades.

La única diferencia de ambas historias de los dos ilustres coterráneos es que, mientras que por Gabo venía el Ejército con unas acusaciones anti jurídicas, por el gobernador Caicedo acechaba una de las hordas más criminales de los últimos tiempos en Colombia. ¿Quién no habría hecho lo mismo o usted se hubiera quedado a esperarlos como todo un “macho” comprobado?

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