Magdalena

La brisa en el polideportivo: la parodia de un silbido sin fin

“Estamos pagando domiciliaria pero es por nuestro bien”: Vendedores informales de Santa Marta.

Por: Jorge Soto Daza

“Por las calles de Santa Marta se escucha hasta el ronquido de Rodrígo Galván de las Bastidas”. Con esta expresión gráfica, se refirió, Juan Antonio Bello Guerra, vendedor de tapabocas y guantes, en frente del Banco Agrario hoy, en medio del cobro para las “Familias en Acción”.
Las calles de la ciudad semejan el lejano oeste, en tiempos de Marcial La Fuente Estefanía. No es mucha la diferencia entre esos pueblos abandonados y nuestra ciudad. El mercado público con muy poca gente y el punto de encuentro para cobrar el subsidio del gobierno, fueron la mácula en el silencio sepulcral que rodea nuestro entorno.

La brisa en el polideportivo, es la parodia de un silbido sin fin, las puertas de las clínicas y del Hospital Central están vacias. No como de costumbre, con bastantes motos y gente en sus frentes.

Para Juan Antonio Bello, el vendedor de tapabocas y guantes, “quienes han sido sorprendidos en actividades que violan los potocolos establecidos por el gobierno, son irresponsables con ellos mismos y con el resto de la comunidad. Mientras tanto, el día va cayendo y el confinamiento voluntario esta siendo acatado. Con el relieve de quienes se han hecho acreedores a comparendos y creen que esto es un juego.

Tampoco es que haya mucha demanda de los tapabocas y los guantes en las calles de Santa Marta, pero este vendedor forma parte de ese grupo que debe trabajar día a dia. “Aunque Bastidas ronque y nos asuste su ronquido, debemos trabajar para poder comer”, aseguró el vendedor informal en diálogo con Cambio 24.
“Esto es como una detención domiciliaria”, por nuestro bien, debemos quedarnos en la casa”. Terminó diciendo Bello Guerra.

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