Cultura

Re-imaginando a Macondo

Por: Lida Peñalver

Macondo es más que una ciudad de esas que uno nunca podrá visitar físicamente, pues hace parte de la creación literaria. Macondo es un estado de ánimo, de creación mental, colectiva así como lo es la ciudad Shandi la de la novela Horizontes Perdidos del escritor James Hilton, Lilliput la isla ficticia en donde viven habitantes minúsculos que atrapan al protagonista de la novela “ Los viajes de Gulliver”, del autor Jonathan Swift.

Wonderland o el País de las Maravillas de Alicia; La Tierra Media de El Señor de los Anillos; las ciudades de Narnia; la Ínsula Barataria de Sancho Panza; ciudad Esmeralda que para llegar hay que seguir el camino de baldosas amarillas para encontrar al poderoso Mago de Oz y brujas buenas, brujas malas, un espantapájaros que puede hablar, un hombre de hojalata, un león cobarde, un mago y una niña con su perro; “El país de nunca jamás” o Neverland creado por el escritor J.M Barrie en donde los niños nunca crecen y, por lo tanto, pueden jugar y divertirse toda la vida como lo hace Peter Pan y Campanita.

Todos estos lugares llenos de fantasía y libertad. Ciudades donde todo es posible; reinos que no necesitan tener una localización física porque ya pertenecen al imaginario colectivo universal. Así es el Macondo de “Cien años de soledad” en donde transcurre la vida de la familia Buendía, en siete generaciones.

El propio escritor Gabriel García Marques decía: “Todos somos Macondo porque tenemos ese mundo imaginario Es un ‘sentipensar’ y un imaginario colectivo que representa un espacio” expresaba en vida, cada vez que le preguntaban.
Macondo se convierte así en otro protagonista de la historia que a lo largo de sus páginas crece, decae, renace y se trasforma junto a la estirpe Buendía, un mundo imaginario en donde también las pestes llegaron, por ejemplo la peste del olvido y salió adelante cuando todos se unieron, como pueblo, sociedad.

Uno de los gitanos de la historia, Melquíades, una noche creyó encontrar una predicción sobre el futuro de Macondo que le vaticinaba convertirse en ciudad real y moderna. “Sería una ciudad luminosa, con grandes casas de vidrio, donde no quedaba ningún rastro de la estirpe de los Buendía”. Sin embargo, José Arcadio Buendía lo corrige y le dice, “No serán casas de vidrio sino de hielo, como yo lo soñé y siempre habrá un Buendía por los siglos de los siglos”. Macondo, imaginaria y eterna. En otras palabras Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo. Por ello te pregunto ¿cómo lo re -imaginas tú?

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