Colombia

Pachencas buscan a la otra pareja que fue dejada libre: fueron a la casa de los padres de la mujer samaria en El Pando

La ciudad de Santa Marta aún continúa bajo el terror por la cada vez más evidente guerra entre las dos bandas criminales de Los Pachencas y el Clan del Golfo.

No contentos aún por el doble crimen del viernes 05 de julio en el estacionamiento de autos de la supertienda La Olímpica y los otros dos asesinatos ocurridos dos días después, cuyas víctimas fueron una mujer y un hombre, amigos de las dos primeras víctimas acribilladas, en hechos que se presentaron en el interior de un bus interdepartamental, Los Pachencas habrían arremetido de nuevo, en su desespero por encontrar a la otra pareja que aún sigue viva y la cual también hacía parte del grupo de personas que la Policía capturó en el allanamiento realizado hace tres días en una casa finca que habían alquilado en el sector rural de Santa Marta, también conocido como Puerto Mosquito.

De acuerdo con algunos moradores del barrio El Pando, en donde según se conoció vivían los padres de la única samaria del grupo capturado, la mujer identificada como Karolay Alemán Fandiño y quien, junto con el hombre de nombre Juan Daniel Sánchez Atehortúa, también fueron dejados en libertad por un mal procedimiento policial el mismo día que dejaron libre a la pareja asesinada en el bus, la noche siguiente a ese último doble crimen, un grupo de hombres armados irrumpió violentamente en la casa paterna de la mujer de apellido Alemán, pero se encontraron con la sorpresa de que en esa residencia no había nadie ni siquiera un solo mueble.

Aunque ese suceso no fue reportado por las autoridades ni ningún medio de comunicación social de la ciudad, quedó grabado en las mentes de los vecinos, quienes fueron testigos de la llegada y el posterior ingreso violento con patadas a la puerta del acceso principal de aquella vivienda por parte de los hombres fuertemente armados.

Al parecer, testimoniaron varios de los vecinos, los hombres armados habrían llegado hasta allí en busca de la pareja que aún sobrevive o dispuesto a llevarse incluso a los padres de la mujer oriunda de esta ciudad de nombre Karolay. Sin embargo, no contaron con la sorpresa de que del lugar se habían mudado un día antes.

No obstante, dicen los vecinos, siguen con la incertidumbre y el miedo de no saber qué hacer, pues han continuado observando la presencia de gente extraña por el sector y tienen pánico de convertirse en las próximas víctimas inocentes de la guerra entre las dos bandas criminales.

¿Qué dicen las autoridades?

Las autoridades, en cabeza del comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, Coronel Jaime Berdugo, siempre han reconocido que se trata de una guerra entre las dos bandas criminales en mención y las cuales se están disputando el control del territorio. Sin embargo, las medidas hasta el momento adoptadas por ellas, para evitar que continúe la vendetta, solo se ha centrado en adelantar operativos de requisa por diferentes sectores de la urbe, acciones que incluso anuncian por los medios locales antes de ejecutarse.

Además de la captura fallida a las cuatro personas en la casa finca de Puerto Mosquito, a las cuales señalaron de pertenecer al Clan del Golfo, las autoridades dijeron hoy en una conferencia de prensa que habían capturado al jefe de sicario de Los Pachencas, sin embargo, no lo mostraron a los medios, aduciendo que en esos momentos él asistía a una audiencia ante un juez, para lo del control de garantías y posterior procedimiento judicial respectivo.

Para muchos samarios, las autoridades encargadas de mantener el orden y la defensa de los ciudadanos, ha sido muy permisiva con este conflicto interno y violento, por cuanto no han tomado medidas más severas como las que ya se tomaron en Medellín, en donde últimamente también hay una guerra a sangre y fuego entre dos bandos delincuenciales.

En efecto, y de acuerdo a un último reporte entregado por la cadena nacional de televisión RCN, a raíz de esa guerra entre pandillas en Medellín, el alcalde de esa ciudad no solo prohibió el parrillero en moto, sino que también declaró la ley seca y prohibió a los jóvenes y menores, andar en las calles tan tarde por las noches, al mismo tiempo que el porte de armas de fuego.

Y mientras las autoridades locales continúen permisivas ante semejante conflicto sangriento, como ya aconteció en el pasado con la guerra entre Cárdenas y Valdeblánquez en la década los 70 y como sucedió con los ajusticiamientos y posterior guerra entre “los chamizos de Giraldo y las AUC, en los 90 y principio del 2000, en Santa Marta volverá a repetirse la historia por tercera vez.

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