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La insolidaridad de los candidatos a la Alcaldía de Santa Marta

Por Álvaro Cotes Córdoba

La solidaridad es un valor fundamental en cualquier sociedad democrática, pero parece ser que en la contienda electoral por la Alcaldía de Santa Marta, este valor brilla por su ausencia. La reciente revocatoria de la candidatura de Patricia Caicedo, y la no aceptación de la inscripción de un nuevo candidato de Fuerza Ciudadana, no ha encontrado eco en los demás candidatos a la alcaldía que han preferido hacer oídos sordos a esta grave situación.

Esa ausencia de solidaridad refleja la falta de compromiso de algunos candidatos en la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos, y sobre todo de la necesidad de que haya transparencia y justicia en la contienda electoral. Podría decirse que algunos candidatos no han querido hablar públicamente de este tema para no incomodar a sus aliados políticos, pero esto no justifica su silencio, ya que están demostrando desprecio hacia los ciudadanos que confiaron en ellos para representarlos y a la democracia.

La no aceptación de la inscripción de un nuevo candidato de Fuerza Ciudadana es una actitud arbitraria e ilegal que va en contra de la voluntad ciudadana.

La falta de solidaridad de los demás candidatos a la alcaldía es un síntoma de la grave crisis política y social que vive el país. La polarización, la corrupción y el abuso del poder no pueden seguir siendo la tónica en nuestra sociedad. Por eso, es necesario que los candidatos a la alcaldía de Santa Marta, y en general todos los líderes políticos, asuman una postura ética y comprometida con el bienestar y la justicia de los ciudadanos.

Los únicos que se pronunciaron fueron los de Colombia Humana y el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), los cuales rechazaron públicamente y en sendos comunicados, la decisión del CNE de revocar la candidatura de Patricia Caicedo a la Alcaldía de Santa Marta y solicitaron al organismo electoral permitir que Fuerza Ciudadana postule un nuevo candidato y no se vulneren derechos a ser elegidos.

En conclusión, esa conducta del resto de los candidatos a la alcaldía de Santa Marta frente a la revocatoria de la candidatura de Patricia Caicedo y la no aceptación de la inscripción de un nuevo candidato de Fuerza Ciudadana es preocupante. Denota una carencia de compromiso y ética política, que sólo contribuyen a generar más desconfianza y descontento en la sociedad, lo que nos lleva a un callejón sin salida. Es hora de que los candidatos a la alcaldía de Santa Marta asuman su responsabilidad y se pronuncien sobre esta grave situación.

Hasta la presente ninguno de los restantes ocho candidatos se ha pronunciado, al menos sobre que no se le haya permitido la inscripción de un nuevo candidato a FC, actitud que envía el mensaje inequívoco de que están de acuerdo con la violación de ese derecho constitucional o garantía que tienen los ciudadanos y partidos políticos de elegir y ser elegidos.

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