Editorial

El Despertar de Colombia

Lo que está pasando en Chile tiene que ver con todo lo que está pasando en casi toda América Latina. Todo indica que la historia también está cambiando en Colombia. Son los movimientos sociales o comunitarios los que están tomando la iniciativa. Estos movimientos buscan nuevas formas de manifestarse en los aspectos culturales y políticos. Estamos viviendo un proceso histórico en donde las poblaciones han tomado la decisión de levantarse, estén acompañada o no por los liderazgos que han sido tradicionales.

La gente ya no aguanta más. Y cuando no aguanta más explota, con los provocadores o infiltrados que nunca faltan, o, incluso, sin ellos. Nadie va a poder pasar en puntillas por una alfombra de cascaras de huevos así se tomen por parte de los Estados dos, tres o cuatros medidas de amortiguación del desastre que hoy vivimos.

Qué es lo que está pasando no solo en Colombia sino el resto de América y el mundo? Lógicamente han pasado cosas extraordinarias y también cosas horrorosas. Así, por ejemplo, el modelo chileno que era de mostrar por parte de los neoliberales como el modelo del éxito se ha ido al piso. Resultó ser un modelo que transformó los derechos de los ciudadanos en una oferta privatizada que solo ofrece el acceso a nivel del mercado.

Quien solo tiene capacidad de compra o de endeudamiento accede, de lo contrario, carece de buenos servicios y de bienes.

Lo que se ha demostrado es que la acumulación desmedida del capital está en manos de una minoría. La gran mayoría de la gente vive al debe. Y ya no aguanta más.

El modelo neoliberal ha naturalizado la desigualdad para hacerla incuestionable. Incluso, necesaria. Tal cual como ocurre con los que han venido destruyendo las leyes de la naturaleza que prefieren hablar del natural“cambio climático”en vez del calentamiento global, para exonerarse de cualquier responsabilidad. Pero los ciudadanos están cada vez más desengañados e indignados.

Cada vez más rompen con el egoísmo inoculado por el neoliberalismo. Se han venido dando cuenta que nadie se puede salvar solo. Es la única manera de romper con las lógicas dictatoriales y excluyentes.

Por muchos montajes y ocultamientos la mentira ha entrado en decadencia. Es por eso que la gente está saliendo a las calles sin esperar de las decisiones burocráticas de las organizaciones políticas.

Las razones políticas para marchar o protestar están consignadas en las normas institucionales que permiten la privatización de casi todo el sector de los servicios públicos.

En nuestra sociedad se ha vuelto inmoral que la defensa de la propiedad privada prime o arrase sobre la vida de las personas. El deseo de las élites se ha tornado superior a la esperanza de las grandes mayorías. Por eso lo que se vive en América Latina es un despertar ante el maltrato de muchas décadas.

El baile de los que sobran continua vigente. También el derecho a vivir en paz. Los movimientos sociales aún no logran convencer a las élites que es necesario cambiar. En los imaginarios excluyentes esa posibilidad pareciera un imposible.

Por eso tiene la gente que salir a las calles. A protestar. A marchar. Nos han quitado tanto que nos quitaron el miedo. Es el despertar de las nuevas generaciones que no sienten miedo.

Otra América Latina es posible.

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