Magdalena

El desamor que el Mello no ve

La ansiedad del Mello” Cotes, de procurar que la gente se enamore de nuevo de él, como le ocurrió la primera vez cuando no lo conocían todavía, lo ha llevado a ver una realidad diferente a la actual. Pero lo peor es que no se lo dicen, los que lo rodean o acompañan en este nuevo intento de reconciliación con un pueblo que ya no solo no cree en él, sino que no quieren saber más nada de él, pues se enamoraron de otro pretendiente con mayor dotación y mejor antecedente de hacer obras.

Le está pasando como al novio insistente que la novia, en este caso el pueblo, ya no lo quiere, porque se enamoró de otro. Sin embargo, él, con todo el poder que da la plata o riqueza, está tratando de convencer a esa novia (el pueblo), para que lo vuelva a aceptar y por eso ha gastado en publicidad y le ha mandado a decir de todas las formas posibles y por haber que esta vez sí se va a comportar muy bien, porque ha madurado y quiere hacer lo que a ella le gusta (el pueblo), es decir, que le hagan obras.

Sin embargo, el pueblo o ex novia, ya está decidido y quiere probar con el nuevo pretendiente, pues sus expectativas son mejores en comparación con las que él no cumplió, antes por el contrario, es el motivo por el cual el pueblo hoy en día le profesa ese desamor que él tercamente no quiere ver ni entender.

Y es que está tan confundido el hombre que no alcanza a ver esa triste realidad para él, pues el pueblo se cansó de ser la novia de Barranca, la Cenicienta o la fea del paseo. Y ahora más que tiene a un buen pretendiente nuevo y de quién no solo le han dicho sino que ha visto hacerle buenos obsequios a dos novias que tuvo antes, como fueron a la Unimagdalena y Santa Marta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cerrar