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El ejemplo del Magdalena: NO SER EL BASTARDO DE NADIE

Por Hans Christian Rangel, Secretario de Hacienda Departamental.

En ocasiones hacer las cosas bien y con la bandera del interés general, te convierte en un mal ejemplo frente a aquellos poderosos que permitían hacer las cosas mal, pero se beneficiaban de ello. Esto era lo que sucedía antes del año 2020, en el Departamento del Magdalena, el cual era manejado como una finca, explotado en sus limitados recursos públicos y dejado año tras años destartalado y sin esperanzas para su población.

Lo anterior, era una verdad a voces denunciada incluso, por el periodismo bogotano que está lejos de ser empático con la actual administración departamental, pero aun así, los gobiernos nacionales de turno no tuvieron dientes para presionar a los gobernadores de su época y disuadirlos de volver a la cordura administrativa, al buen uso de los recursos públicos y a la ejecución de los mismo.

Aquí cobra importancia la nefasta frase del ex secretario de estado de Estados Unidos, Foster Dulles, quien tras ser criticado por el apoyo que su gobierno le daba a un dictador centroamericano, respondió “tal vez será un bastardo, pero es nuestro bastardo.” Tal vez las pasadas administraciones departamentales eran sinónimo de pobreza y atraso, pero eran los bastardos de las elites nacionales.

Me inclino a pensar que ese ha sido el error del actual Gobernador del Magdalena, no ser el bastardo de nadie, no colocar la gobernación de este departamento al servicio de los saqueadores del pasado, sino al servicio del pueblo magdalenense, de demostrar una capacidad de movilización popular y gestión de lo público, imposible de alcanzar hasta en los mejores sueños, de un acordeonero atribulado por fantasmas de un supuesto castrochavismo que ni el mismo logra entender.

La actitud de autonomía de esta administración ha generado desde el principio ataques sistemáticos contra su gobierno; no olvidemos la intervención del Hospital Julio Méndez Barreneche J.M.B., E.S.E., que, con tan solo 40 días en control de un gerente afín a la nueva política, fue intervenida por la súper intendencia de salud, cuando en los últimos ocho años de desangre no fue tocada por el gobierno central.

En la misma línea, es importante mencionar la intervención de la E.S.E., Alejandro Prosperó Reverend, en el año 2019, en la administración del exalcalde Rafael Martínez, que no ha logrado mejorar nada, sino empeorar las circunstancias que supuestamente lo llevaron a ser intervenido.

En el caso del J.M.B, cuatro de los seis criterios por los cuales fue intervenido por la Súper Salud están en situación crítica, por ejemplo, aumentó en un 20% la cartera que hoy se le adeuda al hospital, pasando de 83.343 millones a 101.933 millones; así mismo, la mortalidad perinatal ascendió un 30%, y la congestión en el servicio un 150%; los pasivos de la entidad aumentaron más de 14.000 millones y la deuda a los contratistas escaló 30% más. “Gran gestión del superintendente uribista”.

En sintonía con lo anterior, es necesario apuntar que desde que la .E.S.E. Alejandro Prospero Reverend, fue intervenida por la Supersalud, en nada ha mejorado, todo lo contrario, se está hundiendo en la crisis, los pasivos aumentaron un 61%, el déficit presupuestal un 45%, se han cerrado o están en mal estado seis puestos de salud, hoy las deudas de nómina han crecido 16 veces más, la mortalidad perinatal ha crecido 400% y la deuda con los contratistas no ha podido ser superada. Cuando esta entidad fue intervenida, generaba más de 3.400 millones de utilidad, hoy solo 750 millones. “Gracias superintendente por salvar el hospital distrital”.

Ahora, como ya fue denunciado por el gobierno departamental, se prepara una nueva embestida contra el pueblo del magdalena, como es la intervención de los Hospitales La Candelaria del Banco  y el Hospital San Cristóbal de Ciénaga, por sus fallas financieras y en prestación de servicios que hay que decirlo,  datan de lustros atrás,  pero que ahora cuentan con una gran diferencia y esto es, que hacen parte la red pública hospitalaria de una administración departamental que ha emprendido acciones para recuperarla y no le ha hecho el juego a la corrupción del altiplano

En el caso del hospital del Banco, ya este había sido intervenido en el año 2009, hasta el año 2015, cuando fue entregado a la administración del Mello Cotes, bajo dudosas motivaciones, y en lo que tiene que ver con el hospital San Cristóbal de Ciénaga, su estado actual se debe al no pago de cuatro EPS, lucha que la gobernación ha emprendido, incluso, con acciones judiciales para empujar a la cancelación de las cuentas en rojo.

No se puede olvidar la denuncia que el Gobernador ha venido realizando sobre el robo de más de 10.000 millones en el hospital de Ciénaga, a manos de su antiguo gerente, por lo que es palpable que los aires de intervención sean una estrategia para tapar tan grande saqueo de los recursos públicos. Pobres hospitales si caen en manos de la superintendencia de salud, les espera un estancamiento y empeoramiento de sus condiciones.

Los antiguos amos de las arcas departamentales y sus aliados nacionales no perdonan que en el plan departamental de desarrollo 2020-2023, quedó establecido en el eje de la Revolución de la equidad, el objetivo de recuperar la red pública hospitalaria departamental y darle un amplio oxígeno financiero. Sin embargo, aunque el bloqueo del gobierno nacional y hasta hace poco de la asamblea de diputados, ha impedido poder avanzar a grandes pasos en esa meta, con un gran esfuerzo se ha venido invirtiendo en mejorar infraestructura y dotación, así como ejecutado el programa médico en tu casa, una bandera elogiada por organismos internacionales, y que está en coordinación con el sueño de poder implementar un verdadero Estado Social de Derecho en el Magdalena.

La actitud del gobierno nacional es contraproducente si se tiene en cuenta que en el plan plurianual de inversiones 2020-2023, se estableció la inyección al sistema público hospitalario departamental de $247.380 millones de pesos, por lo que es palpable la lucha de la actual administración por solucionar el desastre de los gestores del pasado, deslegitimando así las ansias del gobierno central de ponerle las manos a más hospitales del Magdalena.

Está claro que las potenciales intervenciones a Hospitales, no obedecerían a criterios técnicos y de interés general, sino a malquereres políticos, que, sumado con la necesidad de financiación de las campañas electorales del 2022, encuentran en el Banco y Ciénaga la gran oportunidad de engordar la bolsa de la corrupción.

Pero así son las cosas, es la elección qué decidimos, es el precio de la independencia, es el precio de la autonomía, es el precio de tener criterio propio, es el pago de ser un departamento periférico que siendo aún de los más pobres del país, ha levantado la frente tan alto como si nos hubiesen roto la nariz y hemos escogido no ser los bastardos de nadie sino servir a los más pobres y ser buen ejemplo para otros departamentos del Caribe y del país.

Seguiremos avanzando, aunque eso les genere úlceras, no seremos los bastardos de nadie.

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