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De un triculí a un cubalibre

Por Álvaro Cotes C.

El consumo del guarapo de protestas y violencia colombiano había pasado y todo parecía indicar que en el mundo el panorama internacional retornaba a la normalidad.

No obstante, en Haití, nos prepararon después una bebida más fuerte. Digamos que un triculí, algo típico y muy usual también en los tiempos de los emperadores: El asesinato atroz e inconcebible del presidente de ese país a manos de 26 mercenarios exmilitares colombianos. Todavía es la hora y nadie entiende el por qué se empleó a un comando extranjero para aniquilar a un presidente. ¿Cuál era el objetivo para haber llegado a eso?

Y mientras a ese cóctel terminamos de degustarlo, otra mezcla más refrescante, pero al fin y al cabo embriagadora, nos muestran sobre la barra del bar Caribe. Una que por más de medio siglo, muchos han querido ver y probar antes de morirse.

Incluso, algunos ya empezaron a soñar y a hacer planes para volver al lugar originario de esa bebida famosa que lleva su nombre y disfrutarla, luego de que cesen las protestas allí y se concrete lo que todo el mundo quiere: Una Cuba Libre.

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