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APARTHEID DE VACUNAS

A raíz de la pandemia global del Covid-19, nuevamente se ha abierto un debate mundial sobre el estado de la salud pública y los Sistemas de Salud nacionales. En el escenario del conocimiento, la investigación y la ciencia, los contenidos objeto de análisis, estudios y reflexión tienen que ver con la capacidad de producción de medicamentos en los países de economías de altos ingresos, de renta media o las naciones de bajos ingresos.

Por: Adolfo Bula

Cada vez que se presenta un virus letal que ataca a los humanos, en diferentes partes del planeta, las farmaceúticas respaldadas por sus gobiernos acuden a las cláusulas de confiabilidad para exigir a los países que adquieren las vacunas, para que suscriban unos tipos de contratos leoninos, en los cuales hay varios componentes conservados en secreto; uno de ellos, es el valor de los fármacos; para ello se valen de la llamada propiedad intelectual, además expresan que las cuantiosas inversiones realizadas no permiten liberar el conocimiento, para que se pueda producir en cadena en aquellas naciones con cierta capacidad científica y tecnológica.

Pero aquí hay varias aristas que se deben esclarecer; todos los procesos de Investigación, de producción de conocimiento y de formulación de las diferentes fases que se tienen que cumplir dentro de los protocolos de producción de un tipo de fármaco como los ensayos clínicos, han obtenido financiación de recursos públicos; no puede entonces argumentarse que el cien por ciento, es inversión de agentes privados; esa es la primera falacia que tenemos que derrumbar. De igual forma, muchas investigaciones han contado con recurso humano de alto nivel científico formado y vinculado a instituciones de educación e Investigación pública; esta variable debe entrar en los análisis de costo/beneficio, tan socorridas por banqueros e inversionistas.

Sin embargo hay una realidad que va mucho más al fondo del momento descrito; me refiero al desmantelamiento que en la carrera loca por destruir la capacidad pública de Investigación, generación de conocimiento y creación de producción científica se dió en la década del noventa, cuando se despilfarraron los bienes públicos, se le donaron y entregaron a los amigos de los gobiernos de ése momento.

En Colombia desde hace mas de 30 años se abandonó la producción de medicamentos, con los resultados por todos conocidos: carestía, escasés, contrabando.

Los actuales debates, no pueden quedarse solo en cuántos contratos de compra/venta suscribió el gobierno nacional, sí la comisión que nombraron, para negociar, tenía un aceptable conocimiento y manejo técnico del idioma inglés, sí el plan de vacunación es democrático, si ha habido una distribución con criterio político, sí las entidades territoriales tienen la capacidad para vacunar a los habitantes de su competencia, o sí el personal de la salud tiene la responsabilidad que demanda el momento. todas estás observaciones son importantes, pero, son secundarias, ante la incapacidad que cómo país tenemos, en el momento, para ser soberanos y producir la medicina que demanda la población, éste es el principal dilema que se tiene que resolver y sobre el cual nadie ni el presidente, ni el ministro Ruiz, ni la academia, ni los pobred laboratorios dedicados a producir placebos.

Un país que todos los días abandona la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que formula mal las leyes y los procedimientos, para que no resistan los controles de constitucionalidad, que ésta más interesado en como se reparten los puestos directivos entre los clanes familiares, que vive entorpeciendo la definición de las fuentes de financiación seguras y sostenibles para los programas, proyectos y metas en el mundo del conocimiento, es la señal más clara de la incapacidad de una élite mediocre y premoderna, que cree que todo se puede resolver con importaciones pecuecas.

Es triste ver, que el país lo han arrastrado los clanes familiares y las élites anti-nacionales, a una condición de lavaperros; era factible aprovechar la situación y el momento para adelantar una ruptura sistémica en el modelo de salud pública, afianzando y fortaleciendo nuevos paradigmas en materia de desarrollo investigativo y tecnológico, pero no, se decidieron por seguir apoyando las variables más negativas de la ley cien y sus múltiples reformas, por eso se adoptó continuar con ése engendro que ha costado muchas vidas, billones de pesos de los colombianos. Este es el precio que a nombre de todos, el gobierno del Centro Democrático encabezado por Iván Duque, le está donando a los potentados de los grupos bancarios y financieros.

Deberíamos haber participado de la propuesta de “varios países de bajos y medianos ingresos, que están pidiendo a la Organización Mundial de Comercio (OMC) -el organismo que rige los acuerdos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio-, que se establezca una exención de estos derechos para poder producir masivamente y de forma accesible las vacunas de covid-19”.

Pero apoyamos la voz de las farmaceúticas. Una vergüenza total. Cómo siempre, vimos que “los países ricos, incluidos Reino Unido, Estados Unidos, Suiza y naciones europeas, se oponen a la propuesta presentada por Sudáfrica e India y apoyada por decenas de países en desarrollo” de liberar las patentes y convertirlas en bienes públicos universales.

Las ciencias médicas y el sector salud no pueden quedar encarcelados en los estrechos marcos que hoy éstan padeciendo; se requiere una disrrupción creativa, que impulse como parte sustancial del nuevo modelo de salud pública, un poderoso actor que incorpore la ecuación, investigación, generación de conocimiento, producción de bienes científicos, que garanticen los derechos de la salud a la población. Seguro saldrán los comerciantes de medicamento a decir que ésa es una iniciativa obsoleta y que Colombia seguirá siendo un país sostenible comprando a los grandes grupos económicos que hay detrás de cada fármaco. La pregunta es: ¿Con qué recursos se van a financiar las compras en el mercado externo?, sí las fuentes de Capital y de riqueza están en un período de reducción y deterioro constante. Ya nos llega la reforma tributaria y fiscal “salvadora”.

Desde la vereda el Ojo del Agua. Marzo 20 del 2021.

 

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