Santa Marta

Alcalde Martínez sienta cátedra del buen uso de dineros públicos: “Al servicio del interés general, sin concesiones leoninas ni privilegios para grupos o familias”

El siguiente es un fragmento del discurso de Rafael Martínez, Alcalde de Santa Marta, realizado hoy en el evento de Findeter:

“Permitanme en esta parte final de mi intervención, colocar delante de ustedes algunos aprendizajes que quisiera compartir con quienes hoy se preparan para asumir nuevos mandatos en sus territorios.

Desde que tuve la primera experiencia de transformación pública a través del trabajo liderado junto con otros en la Universidad del Magdalena, proceso conocido como la Refundación, entendimos que nada cambia si no cambia el liderazgo.

Ese es la base del modelo del cambio. No es la Política, no son los recursos, no son las necesidades. Todo lo anterior siempre ha subsistido.

Lo que realmente ha hecho posible los cambios progresivos que la ciudad viene experimentando de manera positiva en estos últimos 8 años, es el tipo de liderazgo que ejercemos.
Aunque sin duda hemos afectado la política local, los traumatismo que hemos vivido durante mi gobierno en razón a la conspiración cuasi institucional para sacarnos del lugar donde los ciudadanos nos han colocado de manera continua y mayoritaria, es un buen ejemplo que la ciudadanía samaria se ha empoderado del proceso pero la clase política tradicional sigue intacta, extrañando su manejo monárquico de los recursos públicos y sin advertir que por la vía democrática, jamás, volverán a ganar si no apropian una manera diferente de gestionar lo público.

Desde esta esquina de Colombia estamos dando una batalla: ¡aquí no elije el dinero, sino los resultados de una gestión democrática!.

Los recursos naturales de la ciudad permanecen intactos, los demás han cambiado en proporciones más o menos relativas a nuestro crecimiento, pero a la verdad lo que ha cambiado es la manera en que hoy los usamos: puestos al servicio del interés general, sin concesiones leoninas ni privilegios para grupos o familias.

Eso es lo que deben entender quienes se oponen al modelo del cambio. Los samarios se han ganado confianza para asumir su propio destino con su propia gente, con la gente común cuyo ascensor social ha sido la educación, no el abolengo ni el apellido ni los recursos de la economía ilegal.

¡Aquí en esta esquina de Colombia, la pobreza no puede ser un destino!”

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